Despedida de Manolo Vázquez

Venía Manolo Vázquez a Barcelona para torear su última corrida, en el coso catalán y quiso despedirse dando una magistral lección de toreo del bueno; ese bello toreo frontal del que siempre hizo gala y que está a mucha distancia del que actualmente se ve por esos ruedos de Dios.La gran ovación que le tributó la afición, catalana, tras el paseillo, relataba muy a las claras, el cariño y la espectación que había hacia el brujo de San Bernardo. Y salió su primero: toro de bella estampa, con trapío, badanudo y rematando en tablas. Gran nobleza atesorada en su interior; esa necesaria para que el viejo maestro comenzase su magistral lección con tres chicuelinas en los medios tras un quite en el tercio de varas y que ponían la plaza boca abajo. En definitiva, Manolo Vázquez hizo un buen trabajo en su primero que no pudo repetir en su segundo.

Emilio Muñoz, por su parte, estuvo en esa línea que ya viene siendo normal en él, aquí, es decir que cumple y agrada, que no es poco.

A Paco Ojeda le regalaron una orejita por realizar -ante un excelente toro, que de salida le desconfió- una faena verbenera y carente de técnica. Pases y pases daba el sanluqueño de cara a la galería, pero en nada tenían que ver con la gran faena que hubiera merecido este noble, veleto, que demostraría gran nobleza y ser un toro de carretón.