Ser funcionario público
Es oportuno advertir que fue el autor de estas líneas quien, en representación del Estado y en el transcurso de la junta de accionistas de Efe, reservó la aprobación de la gestión social de 1982, solicitando la convocatoria de una junta extraordinaria una vez se conozcan los informes del Tribunal de Cuentas y de la Intervención General del Estado.Cuando fui nombrado subdirector general de Empresas y Participaciones Estatales del Patrimonio del Estado, el 9 de enero de 1982 (ochenta y dos), un compañero de empresa bromeó preguntándome si ya me habían dado el carné de UCD. Sonreí y me tragué la respuesta para no herir; la plaza estaba vacante, por fallecimiento de mi predecesor, y el entonces director del Patrimonio valoró un currículo que se resume así: economista del Estado (primero de mi promoción), subdirector de Estudios del INI, subdirector de las Sociedades de Desarrollo del INI y subdirector financiero de la Empresa Nacional de Electricidad. Mis superiores nunca me preguntaron por mis simpatías políticas, ni antes ni ahora.
En consecuencia, me ha correspondido censurar los ejercicios sociales de la agencia Efe correspondientes a 1981 y 1982, acudiendo a las correspondientes juntas de accionistas de junio de 1982 y 1983.
En el transcurso de 1982 -y a instancias de nuestra censura de cuentas-, se rectificaron determinados criterios contables que condujeron a la agencia Efe de una pretendida situación de equilibrio a la aprobación de unas cuentas de resultados con pérdidas por im porte de 120.291.786 pesetas en el ejercicio de 1981. No recibí ningu na presión de mis superiores, y los entonces ministros de Hacienda y director del Patrimonio respetaron los criterios de mi subdirección, porque el político español, como norma general, respeta al profesional.
No corresponde a un profesional hacer declaraciones sobre su trabajo: el análisis de la gestión social de la agencia Efe en 1982 se hará en una junta extraordinaria y entonces hablaré, como lo he hecho en la junta ordinaria, si me corresponde la representación del Estado accionista. Pero me veo obligado a escribir esta carta para declarar que no he recibido ninguna presión, insinuación o sugerencia de mis superiores acerca de la gestión social de la agencia Efe ni con el pasado Gobierno ni con el actual. La decisión de reservar la aprobación de la agencia Efe a una junta extraordinaria es exclusivamente mía. Yo he llegado a la conclusión de que el político sólo se convierte en un mal técnico cuando se encuentra con funcionarios acomodaticios. La fuerza del funcionario la da su competencia, dedicación y honradez: el Gobierno debe respetar y retribuir estas virtudes. Es el precio que hay que pagar por una Administración pública de corte europeo; hay otros modelos de Administración pública, pero es preferible olvidarlos. /
. Subdirector general de Empresas y Participaciones Estatales.
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