_
_
_
_

El secuestro de una joven a la que se pretende canjear por Alí Agca trae en jaque al Vaticano

Juan Arias

El caso de la joven Emanuela Orlandi, de 15 años, ciudadana vaticana, hija de un empleado de la Santa Sede que trabaja en casa del Papa, secuestrada por un grupo de terroristas anónimos que piden por su rescate la liberación del turco Alí Agca, que atentó contra la vida de Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, trae en jaque tanto al Vaticano como a las autoridades judiciales italianas.

En torno al caso existe un gran desconcierto y preocupación. Podría tratarse tanto de un juego de locos como de una trama internacional que replantearía toda una serie de interrogantes aún no resueltas sobre el famoso atentado al Papa, la personalidad del terrorista turco, la llamada pista búlgara y la misma política italiana en un momento delicado en el que se abre el nuevo Parlamento y cuando se intenta formar Gobierno. Y no se podría tampoco excluir la voluntad de querer desprestigiar o crear nuevos problemas al papa Wojtyla tras el éxito político-religioso de su última visita a Polonia.Por ahora, todos los observadores prefieren ir con pies de plomo. Los secuestradores de la joven no están actuando según los cánones clásicos de los terroristas italianos, como por ejemplo las Brigadas Rojas o Primera Línea. Lo confirma la misma policía. Por ahora, de hecho, los secuestradores han preferido no definirse políticamente. No han enviado tampoco una fotografía de Emanuela. Los documentos que han presentado son sólo fotocopias de los originales. No obstante, las frases escritas por la joven y su voz grabada en una cinta magnetofónica dejan pocas dudas sobre el hecho de que ciertamente está en manos de alguien que la tiene prisionera.

La policía estaba enterada del asunto desde hace días. Lo que nunca pensó es que se deseara implicar al Vaticano. Ayer, de fuentes oficiales, se confirmó que en los últimos días, la Secretaría de Estado había recibido una llamada de los secuestradores de la joven. Esto podría explicar la intervención del Papa ante 40.000 personas el domingo pasado, en la que lanzó una llamada a los "sentimientos de humanidad" de los secuestradores.

Evidentemente, todo el caso, si no se demuestra obra de un loco, podría crear graves problemas a la Santa Sede. El Papa no puede hacer nada personalmente, ya que Alí Agca está condenado por los tribunales italianos a cadena perpetua. Podría, eso sí, ser constreñido a pedir misericordia para el condenado a fin de salvar la vida de la joven Emanuela, pero en este caso acabaría poniendo en grave aprieto a las autoridades italianas, que no aceptaron negociar con los terroristas ni siquiera para salvar la vida del estadista Aldo Moro, presidente de la Democracia Cristiana.

Por el momento, toda la alta diplomacia vaticana está movilizada para prepararse a lo que pueda venir. Se espera sólo que no se trate de una operación compleja y bien estudiada de algunos servicios secretos internacionales, ya que, por otra parte, el juego parece diabólicamente preparado. Podría tratarse también, según el comentarista de II Messaggero, de alguien que desea liberar a Alí Agca para acabar con su vida ante el temor de que pueda hablar, ya que desde la cárcel Ascoli Picena sigue enviando mensajes a medio mundo, más o menos cifrados.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_