Thacher presentará antes del verano la ley que restaura la pena de muerte
El Gobierno de Margaret Thatcher parece dispuesto a someter a la Cámara de los Comunes, antes de las vacaciones parlamentarias de verano, la reinstauración de la pena de muerte, pese a la fuerte polémica interna que provoca esta cuestión tanto en el Partido Conservador como en el propio grupo de diputados gubernamentales. Sondeos previos realizados entre los parlamentarios sugieren que la propuesta puede ser derrotada pero por un margen de votos muy escaso.La primera ministra defendió personal y fervorosamente durante la reciente campaña electoral el restablecimiento de la horca como castigo para determinados delitos, por lo que está obligada a enviar a la Cámara el correspondiente proyecto de ley. Muchos observadores estiman, sin embargo, que el Gobierno prefiere que la moción sea derrotada, como ya sucedió en el anterior mandato de Thatcher, porque las implicaciones del restablecimiento de la pena de muerte serían muy graves, no sólo de cara a los foros internacionales sino frente al problema interno que plantea el terrorismo en Irlanda del Norte.
La esperanza del grupo conservador contrario a la horca se centra en una votación rápida que impida al grupo contrario, muy activo, ir comprometiendo uno a uno los votos de sus colegas dudosos. Margaret Thatcher quedaría personalmente a salvo porque en cuanto primera ministra no puede imponer su opinión al resto de los diputados conservadores en un tema de este tipo en el que tradicionalmente se ha aplicado la libertad de conciencia. En cualquier caso, es evidente que la única forma de derrotar la propuesta de restablecimiento es que un grupo numeroso de parlamentarios tories vote en contra de la propuesta gubernamental. Los votos conjuntos de laboristas, liberales, socialdemócratas y nacionalistas galeses y escoceses no serían suficientes para evitar el regreso a la pena capital.
La rapidez con la que se puede plantear el tema en la Cámara de los Comunes respondería a ese deseo oculto del Gobierno de evitar el restablecimiento.
Los diputados conservadores contrarios al restablecimiento de la pena capital se agrupan en tomo al ministro encargado de los asuntos de Irlanda del Norte, James Prior, uno de los supervivientes del ala moderada del partido. Prior ha señalado a sus colegas que la reinstauración de la pena de muerte obligaría a aplicarla en algunos casos de terrorismo, con un efecto mucho más perjudicial que beneficioso sobre el Ulster. La horca no disuadiría a los miembros del IRA, que han demostrado ser capaces de dejarse morir de hambre para protestar contra el trato que reciben en la cárcel, sino que les convertiría en héroes catalizadores de nuevas violencias.
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