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La RFA, plantea que el final de la negociación hispano-comunitaria se produzca en 1984

Andrés Ortega

La cumbre europea que se abre el viernes en Stuttgart podría pronunciarse por una fecha concreta para el término de las negociaciones de adhesión de España al Tratado de Roma: mediados de 1984. España ingresaría, pues, en la CEE en 1986, como lo desea Madrid. Pero hay demasiados peros a esta propuesta, presentada ayer por la RFA. El tema de la adhesión de España está siendo claramente utilizado por los diez para defender sus propios intereses.

La propuesta alemana llegó en un documento presentado por la RFA al Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, que ayer celebró una sesión en Luxemburgo. "Lo importante no es la fecha, sino el contexto en que se discute, pues todo está ya maduro, salvo los problemas internos de la CEU, comentó un comunitario.Al tiempo que proponía la fecha, la RFA planteaba dos condiciones previas para el ingreso de España: el saneamiento de las finanzas de la CEE -reduciendo los gastos de la política agrícola comunitaria- y la reforma del sistema de ayudas a los productos mediterráneos, como el aceite de oliva y las frutas y hortalizas, como también pide Francia.

Tanto que, reflejando la esquizofrenia comunitaria hacia España, el ministro francés de Agricultura, Michel Rocard, precisó ayer, en un comunicado difundido a la Prensa, que "es indispensable que esta reforma tenga lugar antes de la apertura de las negociaciones agrícolas con los países candidatos a la adhesión.

Esta condición", añadió, "es necesaria para salvaguardar los intereses fundamentales de los agricultores del Midi".

Los ministros de Agricultura, en sesión paralela que se proseguirá hoy, intentaron, sin éxito, avanzar por este camino de la reforma del acero comunitario. Las posiciones están aún enfrentadas entre los países del Norte y los del Sur. "Es vital llegar a un acuerdo sobre esta cuestión", rezaba el documento alemán; "después no será posible poner condiciones previas adicionales al ingreso de España y Portugal", insistiendo en simultanear los pasos en ambos caminos.

Franceses e italianos se levantaron ayer contra la manipulación de la fecha ansiada por España. "Es un camelo", comentó una fuente sureña. Según este punto de vista, la RFA pide garantías del control del gasto agrícola, sin comprometerse a aumentar las fuentes de financiación de la CEE, los recursos propios. París y Roma pueden aceptar ciertas disciplinas de gasto agrícola, siempre y cuando Bonn y Londres se comprometan a pagar si es necesario, especialmente después del ingreso español. El documento alemán era claro: hay que encontrar "una base financiera adecuada" sobre la cual efectuar la ampliación de la CEE. El documento irá a Stuttgart, con modificaciones y notas sobre las diferentes posiciones en el seno de la CEE.

"Ésta no era una reunión de decisión, sino de preparación de decisiones", declaró el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Hans-Dietrich Genscher, al clausurar esta sesión. "Stuttgart sólo puede, en todo caso, fijar las bases de compromiso", aclaró una fuente comunitaria. Los contactos bilaterales continuarán en los pocos días que quedan para la cita. A juzgar por la actitud del presidente francés, François Mitterrand, la cita pierde seriedad: Mitterrand abandonará la cumbre a medio camino para asistir a las ceremonias de la proclamación, en Londres, de De Gaulle del 18 de junio.

El fijar la fecha de la adhesión española es, en opinión de una delegación del sur de Europa, una maniobra alemana para reducir el gasto agrícola sin ceder nada a cambio). Francia, Italia y Grecia plantean estos problemas desde una perspectiva global, que es ya ineludible. En este sentido, Stuttgart será una cumbre global donde se discutirá de verdad, aunque no se llegue a ningún resultado.

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