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El bailarín Víctor Ullate abandona la danza tras 20 años de trabajo en todo el mundo

El ex director del Ballet Clásico se dedicará a la enseñanza

El bailarín y coreógrafo Víctor Ullate, de 36 años, ha decidido abandonar definitivamente los escenarios y dedicar su experiencia de 20 años como profesional a la creación de nuevas figuras en un centro de danza que empezará a funcionar en Madrid a partir del próximo mes de septiembre y en el que participarán primeras figuras del baile. "Siempre he dicho que quería hacer una retirada a tiempo, y lo hubiera hecho antes de no ser por mi trabajo en la compañía de Ballet Clásico Español. La decisión la tomé el mes pasado, cuando estuve dirigiendo la escuela de baile que tiene Béjart en Bruselas. Me pregunté: '¿Por qué no voy a enseñar a mi país?'. Y me vine".

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No se siente apenado por la retirada porque considera que es preferible desaparecer en un buen momento, como el que él todavía disfruta. A raíz de su destitución como director artístico del Ballet Clásico Español, ocurrida tras el nombramiento de María de Ávila como directora de los Ballets del Estado (Clásico y Español), Ullate se marchó a Bruselas para bailar en los Ballets del Siglo XX de Maurice Béjart, compañía en la que Ullate estuvo anteriormente durante 10 años y en la que logró sus mayores éxitos.A lo largo de un mes ha actuado en París y Bruselas, y fue precisamente en esta ciudad, en la que compaginó la danza con la enseñanza al frente de la Escuela de Béjart, donde adoptó la decisión de retirarse y crear en España su propia escuela. "Me llegaban muchachos españoles que querían matricularse y era imposible. Me daba una pena enorme. Yo sé que aquí hace mucha falta un lugar en el que se prepare a la gente con un método de trabajo definido y del que puedan salir las futuras figuras de la danza. Y entonces me decidí a montarlo yo".

Con esa decisión tomada regresó a España el 15 de mayo y empezó a buscar un local adecuado, hasta que encontró uno con tres salas gigantescas y en el que ya tiene prácticamente todo dispuesto. Menia Martínez, Igor Ivanov y Carl Paris son sólo algunos de los nombres que integrarán el equipo de enseñanza del nuevo centro de danza.

A lo largo del curso, Ullate pretende llevar a las clases a todas aquelas primeras figuras tanto de la danza clásica como española, jazz o cualquier otra clase de expresión musical relacionada con el mundo del baile.

El mejor payaso

Pero mientras septiembre llega, Víctor Ullate, que hace unos días asistió a la primera comunión de sus dos hijos, cree que de momento no le vendrá la nostalgia del espectáculo. "El retirarme en plena forma tiene la ventaja de que en alguna ocasión podré participar de manera esporádica en algún espectáculo. Por ejemplo, antes de venirme me dijo Béjart que quería hacer una coreografía sobre la vida de San Francisco de Asís y que quería mi participación. Es posible que me vaya unos días y que baile, pero siempre como algo excepcional".Dice que los mejores recuerdos que conserva a lo largo de sus 20 años profesionales están en los aplausos y reconocimiento profesional obtenido en París, Londres, Víctor Ullate. Nueva York y Río de Janeiro. "En París me vino a ver Jacqueline Onassis con el mayor de sus hijos. Al terminar el espectáculo (Nijinski, clown de Dieu), el niño me dijo que yo era el mejor payaso que había visto en su vida".

"¿El peor recuerdo? Ocurrió en Cuba, el 26 de octubre de 1968. Había estado ensayando con la compañía y al final me quedé yo solo durante un rato. De repente me caí al suelo y tuve que estar tumbado durante 20 minutos con la rodilla doblada. Fue una de mis peores caídas, y durante esos 20 minutos creí que no podría recuperar la pierna".

Los cuatro años ocupados al frente de la dirección artística del Ballet Clásico Español están entre sus mejores recuerdos, especialmente por el contacto que ha mantenido con el público y por haber logrado la creación de una compañía estable de danza clásica. Fue durante esta etapa cuando creó coreografías propias que ahora son propiedad del Ministerio de Cultura: la Rapsodia sinfónica, de Turina; El Albaicín, de Isaac Albéniz; la Sinfonía Sevillana, de Turina; el Madrid, de Chueca. Siempre música española incorporada a la danza clásica, en un intento de ensamblar las raíces culturales del público con la música española.

Éstas son las cosas que quiere recordar de su experiencia al frente del Ballet Español. Prefiere no hacer comentarios sobre su cese y sobre la salida posterior de Antonio, quien, al contrarío que Ullate, ha anunciado su reincorporación a los escenarios después de ser despedido del Ballet Español. "Ahí queda un trabajo y una trayectoria. Pienso que puedo hacer mucho por la danza española desde mi escuela de baile porque a lo largo de mis 20 años de profesión he aprendido lo mejor de cada escuela y creo estar en condiciones de dar una formación válida para los futuros bailarines".

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