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El laborismo británico tras la derrota electoral

La lucha por la sucesión de Foot

Soledad Gallego-Díaz

La batalla poselectoral dentro del Partido Laborista puede desarrollarse en torno a estos cinco hombres: Denis Healey y Roy Hattersley, representantes del sector moderado; Tony Benn y Neil Kinnock, portavoces de dos ramas diferentes de la izquierda, y Peter Shore, que podría considerarse como un centrista.

Denis Healey, que va a cumplir 66 años, ha sido el eterno candidato al liderazgo de los laboristas y el eterno rechazado por su vocación socialdemócrata. Debería ser el líder natural del sector moderado en la nueva guerra por el poder, pero sus amigos afirman que está cansado de tantas batallas y que prefiere conservar su puesto de segundo o convertirse exclusivamente en el ministro de Asuntos Exteriores del gabinete fantasma.

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Healey, que fue ministro de Defensa y de Finanzas, tiene fama de ser un hombre pragmático. Su imagen directa y, campechana le hacen ser uno de los dirigentes laboristas más apreciados a nivel popular (algunos sondeos sugirieron que si hubiera dirigido el partido en lugar de Foot, la derrota hubiera sido menor), pero despierta grandes reticencias en amplios sectores de la organización y en algunos sindicatos. Luchó por el liderazgo en 1980 y perdió frente a Foot. Es un firme defensor de la Alianza Atlántica y no está nada convencido de que el Reino Unido deba abandonar la CEE, tal y como aprobó su partido. Se opuso también, y vigorosamente, al desarme nuclear unilateral. Pese a que triunfaron las, tesis opuestas a las suyas, no quiso unirse al grupo de fugados que creó en 1981 el Partido Socialdemócrata (SDP).

Roy Hattersley, de 51 años, es otro de los principales exponentes de la línea blanda. Sería el candidato ideal para el sector de centroderecha, pero despierta las iras de los izquierdistas y carece de buenos contactos con los sindicatos. Fue ministro para Asuntos de la Commonwealth y de Precios y Consumo. Es un mediano ensayista y un entusiasta jugador de cricket. Como Healey, es contrario al desarme unilateral y a la retirada de la CEE, pero en algunos aspectos sociales mantiene posiciones algo más a la izquierda que el vicelíder del partido.

Peter Shore se caracteriza fundamentalmente por ser uno de los más enérgicos partidarios de la retirada del Reino Unido de la CEE. Tiene 59 años y actualmente es el ministro de Finanzas del gabinete fantasma. Procede de la izquierda clásica del partido, pero generalmente se le califica como centrista. íntimo amigo de Michael Foot, fue, sin embargo, sacrificado como candidato al segundo puestb para dejar sitio a Healey. Hasta sus enemigos afirman que es un intelectual y una persona extremadamente honesta. Como economista, defiende inversiones masivas del Estado para hacer frente al paro, pero también una política de contención de salarios negociada con los sindicatos. Es un antiguo militante de los movimientos pacifistas, pero puso reparos a la política de desarme nuclear unilateral. Puede convocar a sectores de izquierda y de derecha y convertirse en el candidato del compromiso.

Anthony Wedwood Benn, más conocido como Tony Berm, sigue siendo a sus 58 años el enfant terrible del Partido Laborista. Es hijo del vizconde de Stansgate y tuvo que renunciar a sus derechos sucesorios para poder ser diputado de la Cámara de los Comunes. No será nunca líder del partido porque cuenta con la oposición decidida de un importante sector, pero su influencia en los congresos sigue siendo grande, especialmente por sus contactos con algunas ramas de los sindicatos. Es un gran orador, decidido partidario de la retirada de la CEE y del desarme unilateral. Está considerado como el principal apoyo de los sectores más radicales e izquierdistas. En 1980 se presentó como candidato al segundo puesto y fracasó. Fue ministro de Comunicaciones y secretario de Estado para la Industria y la Energía. Pese a que el programa electoral del partido refleja alguna de sus posiciones, Benn no ha participado casi en la campaña porque sus colegas temen la imagen de vehemencia y radicalismo que transmite.

Como representante de la izquierda, tendría más posibilidades de suceder a Foot Neil Kinnock, actual ministro de Educación en la sombra. Es el más joven de los posibles nuevos líderes laboristas, 41 años, y uno de los pocos con clara procedencia de la clase trabajadora: su padre fue obrero, y su madre, enfermera. Empezó su carrera política en los sindicatos y ha sido siempre un hombre fiel a Foot. Mantiene malas relaciones con Benn y con sus simpatizantes, pese a que es tan entusiasta como ellos a la hora de defender el desarme nuclear unilateral o la retirada de la CEE. Ha desarrollado una intensa actividad durante la campaña electoral en todos los campos, pero especialmente en el de la educación. Es un ferviente partidario de la educación pública.

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