La campaña 'ultra' está promovida por los golpistas que participaron en todos los intentos involucionistas
La campaña ultraderechista que se desarrolla estos días, fundamentalmente a través del diario El Alcázar, está promovida por destacados golpistas que directa o indirectamente han tenido conexiones en todos los intentos involucionistas registrados en España en los últimos años, de acuerdo con los primeros resultados de las investigaciones realizadas en el Ministerio de Defensa. La campaña ha originado cierto nerviosismo en algunos miembros del Gobierno, incluido el presidente, Felipe González, pero escasa preocupación en el titular de Defensa, Narcís Serra, según aseguran fuentes del propio departamento.
Generales en la reserva
Entre los promotores de la reciente campaña, las fuentes informantes distinguen cinco grupos, todos ellos reducidos. En primer lugar, militares involucrados en el golpe de Estado del 23-F que nunca llegaron a ser procesados, ya que no fue desmontada la trama golpista. Algunos integrantes de este grupo, como ya se ha dicho en repetidas ocasiones, estuvieron en el antiguo Servicio Central de Documentacíón (Seced) de Presidencia del Gobierno, a las órdenes del coronel José Ignacio San Martín, condenado a 10 años por su participación en el 23-F. Varios de estos hombres han aparecido implicados en diferentes intentos involucionistas.En el segundo grupo figuran personalidades militares que ocuparon relevantes cargos en el régimen anterior y que han estado y están conectados con las minorías involucionistas. Precisamente el inicio de la actual campaña fueron dos artículos de los tenientes generales en la reserva Manuel Cabeza Calahorra y Fernando de Santiago, quienes intervinieron como codefensores en el juicio por el 23-F. Algunos de estos militares, como Franciso Coloma Gallegos o el propio De Santiago, han visitado en numerosas ocasiones al ex general Milans en los centros en los que ha estado recluido.
En el grupo tercero se encuentran los propios condenados, quienes en los últimos meses han observado que la opinión pública española, incluidos los propios sectores reaccionarios, ha prestado una mínima atención a la situación de los procesados, quienes, por otro lado, se encuentran en las diversas prisiones en una situación de claro privilegio respecto a los reclusos civiles. Entre las actividades de este grupo figuran las cartas y artículos publicados por San Martín y el capitán Dusmet.
Dentro del cuarto grupo figuran los abogados de los condenados por el 23-F. Ayer mismo, el defensor de Milans, Santiago Segura, envió un escrito al Rey, al ministro de Defensa y al presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, a quienes ha comunicado que, de acuerdo con el reglamento de prisiones militares, Milans no puede estar recluido en un castillo, sino en una penitenciaría militar, a la vez que denuncia el supuesto trato de favor que está recibiendo Alfonso Armada en relación con el resto de condenados.
En el quinto y último grupo las fuentes informantes incluyen a los sectores civiles que apoyan los movimientos involucionistas. En este sentido, el periódico El Alcázar ha jugado un papel fundamental durante esta última semana, insertando todos los días informaciones, artículos y cartas sobre la situación de los golpistas condenados. En el mismo contexto, Juan García Carrés, relacionado con dicho diario y condenado a dos años por su participación en el 23-F, comunicó a varios medios de difusión la noticia del arresto aplicado al general De Santiago, a pesar de que ese tipo de medidas tiene carácter reservado.
En cuanto se detectó la campaña, el Ministerio de Defensa inició una investigación, todavía en marcha, para conocer los orígenes de la misma. Sus posibles repercusiones han provocado nerviosismo en la propia Presidencia del Gobierno, pero mínima preocupación en el titular de Defensa, quien ha sido puntualmente informado de las nulas repercusiones de la campaña en el ámbito castrense. Según fuentes del ministerio, Narcís Serra ha comprobado en sus continuos contactos directos con unidades que las tesis involucionistas son mantenidas por un escasísimo número de individualidades sobradamente conocidas, que no gozan de prestigio alguno entre sus compañeros.
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