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El cónsul español en Malabo no ha podido visitar aún al sargento Venancio Mikó

Las autoridades de Guinea Ecuatorial no han permitido aún al cónsul español en Malabo, José María Bosch, entrevistarse con el sargento Venancio Mikó, contrariamente a lo pactado en la capital ecuatoguineana por el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, y el presidente Teodoro Obiang Nguema. No obstante, en la embajada española se tiene la seguridad de que el estado de salud del sargento -custodiado por la guardia presidencial marroquí- es bueno y que no ha sido sometido a malos tratos. Se considera muy probable que la visita se produzca hoy, tras una entrevista del cónsul en el ministerio de Asuntos Exteriores.

Fuentes diplomáticas españolas mostraban estos últimos días su preocupación por las desconexiones observadas en el seno del Ejecutivo ecuatoguineano en cuanto a la satisfacción de las exigencias españolas sobre el sargento Mikó, quien tras pedir asilo en la Embajada de España en Malabo el pasado 12 de mayo y permanecer allí 16 días, fue entregado a las autoridades de Malabo a condición de que se respetara su vida y su integridad y de que recibiera un juicio justo, con visitas frecuentes del cónsul español, José María Bosch.Las mismas fuentes destacaron que la coincidencia entre la Presidencia y el Ministerio de Exteriores de Guinea Ecuatorial es grande respecto a este asunto, si bien la dirección de la Seguridad del Estado, que encabeza el alférez Isidoro Eyí, muestra una actitud diferencial, contraria a que el detenido reciba las visitas pactadas.

Norberto Ferrer, encargado de negocios de España en Malabo, ha declarado que el próximo día 12 de junio comenzará la reunión de la comisión interministerial para la cooperación de España con Guinea Ecuatorial, y que nuestro país "lamentaría mucho que la normalidad de su desarrollo se viera alterada por el incumplimiento de las condiciones pactadas entre el ministro español y el presidente ecuatoguineano". Pese a todo, el diplomático español basó su esperanza en que las cosas vuelvan a su cauce y las medidas de retorsión no lleguen a producirse.

Igualmente, para finales de este mes está prevista la reunión de la comisión mixta hispano-guineana sobre la cooperación, cuyo curso normal se espera con ansiedad en Malabo. Ayer, precisamente, las comunicaciones telefónicas de la isla con el resto del mundo sufrie ron una demora inusual, que coin cide con la retirada de los nueve técnicos en teléfonos, télex y co rreos, que ejercían la cooperación en el sector de comunicaciones.

Escala de Mitterrand

En Malabo, donde los apagones de luz son frecuentes, escasea el gasóleo. Se espera que un barco italiano satisfaga esta demanda en la próxima semana, pero nadie apuesta un céntimo por que la llegada del barco italiano no se produzca dos semanas después. Según se asegura en la capital ecuatoguineana, las comunicaciones telefónicas con el exterior pueden quedar muy seriamente dañadas en los próximos días, justo en las fechas en las cuales la demanda telefónica de este país va a crecer insospechadamente, a raíz de la visita que el presidente francés, François Mitterrand, realizará a Guinea Ecuatorial, en forma de escala de seis horas de duración, en su viaje a Camerún, proyectado para el 23 del mes de junio.La escala de Mitterrand encuentra desde la capital ecuatoguineana una clara lectura política ya que puede rubricar el espaldarazo francés a la incorporación de Guinea Ecuatorial al área económica del franco en África central. París insiste en que esta incorporación le está siendo pedida "machaconamente" por Camerún y Gabón, poderosos aliados suyos en la zona, pero nadie descarta que este objetivo formara parte de los planes franceses para la región incluso antes del derrocamiento del dictador Francisco Macías, causa principalísima pero no única de la postración que este país sufre desde hace años.

Las condiciones de vida de los más de 300 cooperantes técnicos españoles en Guinea Ecuatorial (medio centenar de ellos en el territorio continental) se desarrollan dentro de un marco de normafidad. Si bien durante las jornadas pasadas existieron motivos de preocupación ante el eventual desencadenamiento no controlado de cualquier incidente violento provocado por una nimiedad, ahora puede decirse que la preocupación ha desaparecido, pese a la agudización reciente del asunto Mikó, motivada por el incumplimiento de las condiciones pactadas con España.

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