La política monetaria es incapaz de reanimar la economía, según el gobernador del Banco de España
La experiencia ha demostrado la escasa capacidad de la política monetaria para animar una economía con una elevada tasa de inflación, desequilibrio exterior y déficit presupuestario, manifestó José Ramón Álvarez Rendueles, gobernador del Banco de España, en la 16ª reunión bancaria internacional que se celebra en Estepona (Malaga), organizada por Banesto. Por su parte, Miguel Angel Fernández Ordóñez, secretarío de Estado de Economía y Planificación afirmó en la presentación de la revista del Instituto de Estudios Económicos dedicada a la política económica de oferta que "del ajuste económico no debe librarse nadie, salvo el excedente empresarial".El gobernador del Banco de España declaró que la política monetaria no puede resolver en solitario los desequilibrios de la economía, que para su solución requieren contar con lá colaboración de otras ramas de la política económica, que no responde en la actualidad a los criterios del monetarismo. Álvarez Rendueles señaló que la inflación apenas se redujo durante 1982 porque la cantidad de dinero creció en un 16% y que los nuevos instrumentos de control monetario, como los pagarés del Tesoro, estaban demostrando su eficacia para financiar el déficit del sector público.
Para el gobernador del Banco de España, la política monetaria que se está aplicando en la actualidad se propone avanzar en la reducción de los desequilibrios internos y externos de la economía española, así como del déficit público.
El beneficio y el impuesto
El secretario de Estado de Economía y Planificación, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, señaló que en el ajuste que se está produciendo en la economía española, lo único que debe verse libre es el excedente empresarial, "lo que no tiene nada que ver con el impuesto sobre la renta que algunos empresarios parecen confundir".No obstante afirmó que la recuperación de los niveles de beneficio empresarial no se lograba mediante la aplicación de una política económica de oferta, como se había demostrado en los países que la habían puesto en marcha. Tanto la recuperación americana como la inglesa han ofrecido como resultados globales una reducción importante de la tasa de inflación a costa de un desempleo muy elevado y de una disminución de las prestaciones sociales que ya no pueden seguir desapareciendo.
Para Fernández Ordóñez, la reducción de jornada, en las condiciones actuales en las que lo básico es recuperar beneficios, sólo puede ponerse en práctica si se incrementa la productividad laboral o se reducen los salarios reales, o en una fórmula mixta.
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