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Fernando Savater estrena en el teatro Español su obra 'Vente a Sinapia', 'una utopía española'

"Esta obra es para mí, ante todo, la ocasión de insistir en el tema teatral, que a mí me gusta desde hace muchísimo tiempo. En realidad, lo primero que hice estaba relacionado con el teatro, adaptaciones de obras para grupos estudiantiles y todo eso". Así se expresa el filósofo Fernando Savater ante el estreno de Vente a Sinapia, que tendrá lugar hoy en el teatro Español de Madrid. Hay que recordar que el reciente premio Nacional de Ensayo tiene escrita ya una obra, Mano en Eleusis, "en la que puse mucha ilusión". Con respecto a Vente a Sinapia Savater afirma que se trata de una utopía española.

El origen de esta pieza que hoy se estrena es el texto Sinapia, subtitulado Una utopía española del Siglo de las Luces y atribuido al conde de Campomanes, que José Luis Gómez entregó a Savater proponiéndole que intentara un espectáculo teatral en base a ella. "En seguida comprendí que sus posibilidades dramáticas no son mucho mayores que las musicales que pueda tener, por ejemplo, el Código Penal. Pero me tentó la idea de utilizarla como pretexto para una reflexión a la española sobre la utopía; es decir, que unos compatriotas nuestros del siglo XIX le dieran. vuelta a los temas eternos de lo posible y lo necesario, de la confrontación del sueño de uno con la disparidad vivencial de los muchos. Siguiendo mi impúdica costumbre, he tomado lo que necesitaba allí donde pude hallarlo, y utilizo sin remilgos a Donoso Cortés y al abate Marchena, a Cioran, a Conrad y hasta un popular responsorio de san Antonio"."El resultado", añade, "es una pieza teatral utópica en sí misma, porque pretende cumplir un proyecto teatralmente imposible, y porque no retrocede para ello ante el velado anacronismo o el disparate psicológico-histórico. Pero quizá por eso mismo es fiel a su tema y digna de él, pues pretende respetar la capacidad de sueño -y, por tanto, de innovación y desafío a lo real- que los hombres nunca podrán perder sin renunciar a serlo".

Así que Savater se ha movido en este proyecto como pez en el agua, porque el tema de la utopía es algo a lo que ha dado muchísimas vueltas a lo largo de su vida: "Desde hace bastante tiempo me vengo interesando por el pensamiento utópico, por sus promesas y sus miserias, por su peligrosa y quizás indispensable fascinación. He leído a muchos utopistas y también a muchos adversarios de la utopía o profetas distópicos; he frecuentado a Bloch y a Marcuse, pero también a Aldous Huxley, quien dijo que "lo peor de las utopías es que ya son efectivamente realizables", y a Cioran. Sin embargo, jamás había oído hablar de esta utopía española del Siglo de las Luces... Pero la ocasión de basarme en un texto clásico me ha permitido jugar con las ideas y expresar una serie de caracteres entre psicológicos y nacionales, una especie de arquetipos del inconsciente político nacional".

Dice que el teatro es tal vez el medio que más le fascina: "Me encanta hasta el olor del teatro por dentro, y sobre todo esto de manifestarse teatralmente, de exhibirse teatralmente, quizáporque yo soy un exhibicionista Es un camino que quiero seguir. He tenido la enorme suerte -Y quiero subrayarlo porque la obra es muy peculiar, tiene poca carpintería teatral-, la enorme suerte, digo, de contar con María Ruiz en la dirección, que me parece extraordinaria en todos los sentidos, de una inteligencia, sensibilidad y penetración totales. Nos hemos entendido muy bien desde el principio".

Tiene también palabras de elogio para los, intérpretes, Manuel Collado Álvarez, Andreu Polo, Juanjo Menéndez y José Antonio Correa: "Los cuatro hacen gala de una entrega digna verdaderamente de mejores causas, porque se han aprendido unos parlamentos largos, difíciles, dada la densidad del texto... He tenido mucha suerte".

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