El toro, para todos
La feria ha puesto en primer plano a varios espadas y ya hay pasión en el público cuando se pronuncia respecto a la primacía de cada uno. Es obvio que el rasero del toro es el que mejor puede colocar a cada cual donde le corresponde, aunque esta medida no es infalible, dado que siempre habrá desigualdades en el ganado. Pero la norma que exige la afición, el reglamento prevé y dicta la justicia, ha de ser que, por lo menos, el toro salga para todos. El toro con trapío, integridad de sus astas y fortaleza física. Autoridad y veterinarios no tienen por qué errar en este aspecto: aquel toro que no reúna estás características deben rechazarlb. Nunca en la feria tienen por qué saltar a la arena esas reses que de ningún modo se toleran en Las Ventas.
Babelia
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