Ferrer Salat: "Las condiciones de adhesion que fija la CEE son inaceptables para España"
"Con las actuales condiciones que fija la CEE, a España no le interesa la adhesión al Mercado Común", dijo ayer Carlos Ferrer Salat, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en el curso de una conferencia-coloquio bajo el lema "Europa en crisis", organizada por la Liga Europea de Cooperación Económica (LECE).
El máximo representante de lo empresarios españoles, que ocupa la vicepresidencia del comité español de este organismo, señaló que "no se puede celebrar un contrato en el que ya nos han fijado un precio cierto y, sin embargo, aún no se ha concretado la mercancía que vamos a obtener a cambio". Con estas palabras, Ferrer Salat se refería precisamente al contenido de la propuesta comunitaria que supone un inmediato incremento de las importaciones industriales europeas la aplicación del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) antes de la firma de la adhesión, un lenta incorporación del sector agrícola y un aplazamiento, a 10 o 15 años vista, de la cláusula de libre circulación de la mano de obra.Ferrer Salat, quien a lo largo de su intervención descartó cualquier otra posibilidad de desarrollo económico español al margen de la incorporación a la Comunidad, pero insitió que ello no suponía "tener que pagar cualquier precio para la adhesión". En este sentido recordó sus últimas conversaciones con los responsables comunitarios de la política industrial quienes exigían el desarme de la siderurgia española sin ofrecer a cambio otra propuesta que fuera más allá de una ambigua y abstracta mejora de la coordinación general entre España y los países miembros.
Para Carlos Ferrer la adhesión de España a las Comunidades supondría de entrada, una avalancha de productos industriales de los países miembros sobre el mercado español. Este tirón hasta cierto punto inevitable sólo puede ser compensado con un incremento de- las ventas de los productos agrícolas españoles en los mercados comunítarios.
El presidente de la CEOE manifestó que España debía estar muy atenta al desarrollo de la cnsis en que se debate la Comunidad. "Cuando se superen las tensiones actuales derivadas de los problemas agrícolas y presupuestarios nos encontraremos con una nueva Comunidad, que será precisamente con la que tendremos que negociar", señaló Ferrer. En esta línea destacó que el desenlace de la crisis puede conducir a dos modelos de Comunidad bien diferenciados. Uno producto del desacuerdo en materia monetaria y presupuestaria y que por tanto sólo permita establecer pactos en materia aduanera y otro modelo, mucho más beneficioso para España, basado en un mayor concierto de la política monetaria y presupuestaria que conduciría hacia la unión política de la Comunidad.
Ferrer Salat afirmó que en esta segunda alternativa es donde aparecen más ventajas para España ya que se podría beneficiar de las subvenciones agrícolas y regionales que en algunos casos como Irlanda suponen hasta el 5% del Producto Interior Bruto. Mientras que en el supuesto de que los acuerdos comunitarios se limitasen al campo estrictamente arancelario y aduanero, la situación de España sería extraordinariamente precaria ya que no tendría ninguna compensación que equilibrase a la fuerte presión industrial que se desarrollaría.
Ferrer Salat se mostró optimista y especuló que lo más probable sería que la salida de la crisis discurriera por la senda de la unidad política. Los miembros de la Comunidad no olvidan que en el Tratado de Roma ya late un proyecto de unidad política y quizá sus reticencias a la entrada de España a la Comunidad derivan en buena parte de que ya están pensando en el futuro de un nuevo modelo comunitario con más carga política.
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