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El cese del embajador de EE UU en El Salvador marca la radicalización hacia Centroamérica

La Administración del presidente norteamericano, Ronald Reagan, prepara el próximo cese del embajador de EE UU en El Salvador, Deane Hinton, para dar mayor cohesión al equipo directamente responsable de la política de Estados Unidos hacia Centroamérica.La noticia, pendiente de confirmación oficial, está en la línea del reciente cese del subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Thomas Enders, que será probablemente nombrado futuro embajador de Estados Unidos en España.

Hinton, diplomático de carrera, ha desempeñado el cargo de embajador de Estados Unidos en San Salvador desde hace dos años. En los últimos meses aparecieron varias declaraciones de Hinton en las que, de manera matizada, era muy escéptico sobre las probabilidades de una victoria militar contra la guerrilla.

La Casa Blanca podría reemplazarlo por alguien que esté más de acuerdo con el nuevo equipo de duros que controla la política de Estados Unidos hacia Centroamérica, dirigida por el responsable del Consejo Nacional de Seguridad, William Clark, e inspirada por la embajadora norteamericana ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Jeane Kirkpatrick.

El cambio de Hinton en El Salvador coincide con un incremento de la presencia militar de Estados Unidos en Centroamérica. Esta presencia se materializa en los 55 consejeros militares en El Salvador, otros 100, en fecha próxima, para Honduras, el aumento de vuelos de aviones C- 130 desde Panamá a Honduras y El Salvador, con el posible suministro de material bélico a los ejércitos de El Salvador, Honduras y a la guerrilla antisandinista, apoyada por los servicios secretos norteamericanos (CIA), y con el objetivo de derrocar al Gobierno de Nicaragua.

Los actuales cambios en el Departamento de Estado (cese de Enders y nombramiento de Langhorne Motley como su sucesor en la Subsecretaría de Estado para Asuntos Interamericanos), junto al cambio de embajador en un puesto tan clave para Estados Unidos como es hoy El Salvador, forman parte de un paquete de medidas orientado a potenciar las opciones militares, y equivalen al fracaso de los intentos de buscar las soluciones negociadas que defendían Enders y Hinton.

Analogías con Vietnam

Congresistas y editorialistas utilizan cada vez con más frecuencia la palabra Vietnam al referirse a la actuación de la Administración Reagan en Centroamérica. Pero la Casa Blanca considera exagerada toda analogía de la escalada militar, y posterior fracaso, de Estados Unidos en el sureste asiático.Washington opina que la proximidad de Centroamérica, el peligro a largo plazo que puede suponer para México y la existencia de focos muy concretos de subversión -así denominados en el argot de la Administración Reagan los casos de países como Cuba y Nicaragua- marcan las diferencias entre lo que ocurrió en Vietnam y lo que puede pasar en Centroamérica. Al menos así lo ven los analistas duros de la Casa Blanca, que son los que hoy dominan la estrategia hacia sus vecinos del Sur.

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