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DECIMOSEXTA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Enorme expectación ante la segunda actuación de Ojeda

La corrida de esta tarde ha despertado la máxima expectación. Desde hace muchos días es casi imposible dar con una entrada, principalmente por ser la segunda actuación del nuevo fenómeno Paco Ojeda. A primeras horas de la madrugada del domingo ya empezaron a formarse las colas ante las taquillas oficiales en la calle de la Victoria para comprar las 2.500 entradas que la empresa está obligada a vender en la víspera.Cuatro policías intentaban hacer frente a los grupos de revendedores que se cedían los puestos entre sí, práctica que provocó las iras del resto de los pacientes aficionados. Gente vieja o en paro cedía sus puestos a cambio de mil o dos mil pesetas, y muchos jóvenes procedentes de las discotecas mataban la juerga tambien formando cola entre unas 1.500 personas. Cada persona podía comprar cuatro entradas. La cola extendía por .la calle de la Cruz para dar la vuelta de la manzana y terminar casi justo delante de las taquillas.

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Esto lo ha motivado el diestro sanluqueño Paco Ojeda. Después de su triunfo del otro día, una gran masa de público parece desear erigir otro ídolo de la fiesta nacional. Los aficionados, más ponderados, esperan verle con toros más fuertes para así juzgarle mejor. Estos toros bien pueden ser los que vienen de la ganadería de Hernández Pla: últimamente están dando muy bueno juego, están saliendo fuertes, con bravura y casta. Otro motivo de interés es el diestro Luis Francisco Esplá, en un momento excelente, pleno de arte y técnica.

Por todo esto, el tercero de los espadas, el joven Emilio Muñoz, ha sido casi eclipsado. Y sin embargo esta corrida -su tercera y última de la feria- puede ser decisiva en su cartera. El público y la crítica le han exigido mucho en lo que va de feria y hasta el momento él no ha podido correponder.

"La primera tarde estuve como ausente", declaró ayer por teléfono desde Burgos. "Además los toros eran de contraestilo. El segundo día estuve bastante torero y creo que el publico se dió cuenta de mis buenos deseos y se comportó bien conmigo. Pero los toros no repetían, no eran bravos".

Muñoz, sevillano, empezó en esto cuando tenía tan sólo nueve años, y ya a los once mataba becerros en público. Dice que quiere llegar muy lejos en la profesión, pero reconoce que después de cuatro temporadas completas de alternativa todavía no está consagrado, aunque torea unas 50 tardes cada año. "Creo que en lo que va de temporada, once corridas, no me están ayudando los toros. También ha influído mi cornada de Sevilla, eso quita un poco de sitio. El domingo me juego mucho. Puedo por fin proclamarme figura del toreo o esperar otro año para quedar bien ante el público de Madrid".

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