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No, señores 'penenes'

Se ha planteado pocos días antes de terminar sus clases -aunque no en todos los centros universitaríos con igual intensidad- la huelga de los profesores no numerarios (los famosos penenes). Y, en principio, cabría aceptar que estos profesionales cualificados puedan acudir al ejercicio de este derecho laboral. Como debe admitirse que sea considerada patrón o empresario, en este caso, la administración educativa ante la que se protesta por no estar de acuerdo con el proyecto de ley de reforma universitaria. Sin embargo, estos contestatarios, cuya huelga, como toda huelga, consiste en dejar de impartir su actividad docente, al ir implícita en ella también la de examinar y corregir los exámenes, están íncidiendo con su actitud en los intereses de terceros. Ajenos, lógicamente, a la empresa contra la que realmente se reivindica. Así, los verdaderamente perjudicados van a ser, de mantenerse la actitud (en la que no parecen caber servicios mínimos), los estudiantes, que ya han sufrido la pérdida de clases y enseñanza y que, sobre todo, tienen plenos derechos a ser examinados por estos profesores y en estas fechas de final de un curso. Sabemos que de ese modo los huelguistas tienen mayor fuerza de presión social. Pero ¿puede justificarse si con ello ocasionan daños que pueden ser tan graves, como la pérdida de curso, a quienes no pueden examinarse? Por respetables que sean los derechos y las reivindicaciones de los penenes en huelga, quedan sin respaldo desde el momento en que vulneran otros derechos de quienes, carentes de toda culpa o responsabilidad, no sólo son pospuestos por ellos, sino seriamente perjudicados. 28 de mayo

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