La 'cumbre' magrebí, pendiente de la decisión del rey Hassan Il
Todas las miradas de las capitales magrebíes están dirigidas al palacio real de Fez. ¿Cuál va a ser la respuesta del rey Hassan II a la excelente operación diplomática, consistente en preparar una cumbre del Gran Magreb árabe en Argel, coincidiendo con el 80º aniversario del presidente tunecino Habib Burguiba? Si el monarca alauí se autoexcluye de esta conferencia, no sólo será una afrenta para el veterano luchador tunecino, sino que quedará prácticamente aislado ante sus hermanos. Si, como se espera aquí, decide venir, Marruecos estará abocado a admitir, por lo menos, el principio de una solución magrebí al conflicto del Sáhara.
Oficialmente no se ha convocado cumbre alguna y sólo se ha hablado de la posibilidad de que algunos dirigentes del Magreb lleguen a Argel para homenajear al presidente Burguiba, cuya visita oficial a Argelia se inicia el 29 de este mes.
En realidad, a instancias del presidente argelino Chadli Benyedid, con el apoyo entusiasta de Burguiba y del primer ministro de Tunicia, Mohamed Mzali, otro de los grandes estrategas de esta operación, se han llevado a cabo discretas gestiones ante Trípoli, Rabat y Nuakchot para que se materialice la cumbre, posiblemente los días 30 y 31 de mayo.
Acuerdo Libia-Mauritania
El coronel Gadafi y el presidente mauritano, Juna Uld Jaidalla, son esperados en Argel y tan sólo falta la respuesta de Hassan II a una iniciativa que, de todas maneras, es colectiva, pues si bien es cierto que el punto de arranque de la reconstitución del Gran Magreb radica en la entrevista Chadli Benyedid-Hassan II, de febrero pasado, la idea de una cumbre había sido ya aceptada por todas las capitales.Igual que ocurriera durante la celebración, en Argel, del Consejo Nacional Palestino, Argelia no desea explotar políticamente este nuevo acontecimiento y preconiza, por deferencia a su edad y, sobre todo, por su prestigio mundial, que el, veterano Burguiba reciba los honores de presidir esta importante cumbre.
Es indudable que, como telón de fondo del encuentro, si éste llega a celebrarse, estará el conflicto del Sáhara occidental, para el que, según los observadores, se buscará una solución magrebí.
La operación es extraordinariamente delicada y equivale a decir: "Señores: puesto que nuestros hermanos saharauis y marroquíes ya han iniciado el intercambio de puntos de vista, aunque no hayan llegado a un acuerdo, ¿por qué no reunir nuestra sagacidad y nuestros esfuerzos para curar ese cáncer que nos mina?
Los dirigentes de ese Gran Magreb árabe tienen que enfrentarse de una vez al problema, en el marco de una estrategia regional, lo que significa que no va a ser posible una solución definitiva, en un plazo de pocos meses, incluso de uno o dos años.
Marruecos ha avanzado excesivamente en la vía de la marroquinización del Sáhara Occidental y tiene necesidad de apoyos y de un respiro para iniciar la política de los "pequeños pasos hacia atrás" que, como algún comentarista argelino señala, en realidad serían pasos hacia adelante, porque servirían para reconstruir ese gran conjunto regional, cuya complementaridad económica garantiza, al menos, una rentabilidad inmediata.
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