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La revolución

Manuel Vicent

Cuco Cerecedo era un periodista que hacía el amor en los ascensores con un bocadillo de chorizo en la mano. Quiero decir que no amaba el protocolo. Llegó a Madrid cuando las primeras go-go girls bailaban con botas rojas Black is Black en las jaulas plateadas de Piccadilly y, en aquellos años en que la resistencia contra la dictadura ya se rehogaba en Camparí, él iba de figura por las trastiendas de Recoletos, a una hora cumbre de gatos y basureros, con la sonrisa irónica de quien está en el ajo de la modernidad. No había en esos colmados de la gloria nocturna, llena de poetas y calamares, de artistas y albóndigas, nadie que supiera más que Cuco acerca de queridas de ministro y pufos de tecnócratas. A veces desaparecía. Dejaba cuatro novias mal aparcadas en la barra del café Gijón y el héroe se largaba a comer dátiles con el moro amigo bajo una palmera. Luego volvía con polvo de desierto en la barba y ponía la bota en una butaca de Oliver.Cúco Cerecedo murió en Colombia fulminado por un rayo de sangre en la cabeza y su perfil de doncel romántico en vaqueros quedó fijado en sepia en nuestra mitología. Para honrar esa memoria, aquellos amigos que entonces se alimentaban de boquerones en vinagre ahora han instituido un premio literario en su nombre. Se lo han dado a Rafael Sánchez Ferlosio y han montado un número en el Ritz. Cuando anteayer vi entrar a Ferlosio sin cachava de pastor en los salones del hotel, y sorprendí bajo las arañas a Onésimo Anciones vestido de padrino napolitano, a Raúl del Pozo de gris marengo como el que va a firmar una testamentaria, a Juan Cueto encorsetado en una sisa, pensé que la revolución se había consumado. En la cena del Ritz estaba el presidente del Gobierno socialista con varios ministros y un cuarteto de cuerda amenizaba el pudín de espárragos. ¿Qué es la revolución? :Sin duda, que aquel muchacho que hacía el amor en los ascensores con un bocadillo de chorizo en la mano haya sido inmortalizado en bronce, que a Sánchez Ferlosio le den un millón de pesetas para que se lo gaste todo en serruchos y que los camaradas de Cuco, que antiguamente fueron carne de cañón, puedan ahora pacer a gusto canapés de salmón en las alfombras del Ritz. Y eso ha pasado.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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