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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Una reforma universitaria: positiva

El proyecto de ley de reforma universitaria está suscitando numerosas reacciones, muchas de ellas caracterizadas más bien por el apasionamiento y el corporativismo que por la reflexión serena sobre su contenido, lo que está empezando a crear un notable clima de confusión en la opinión pública. Por ello, los abajo firmantes, profesores de universidades de Madrid, queremos manifestar públicamente algunas de las razones de nuestra valoración positiva de dicho proyecto.Creemos que la LRU, de ser aprobada sin cambios sustanciales, contendrá importantes novedades que permitirán configurar una universidad distinta. La consideramos como un punto de partida válido y un instrumento eficaz para que nuestra Universidad pueda superar, en un plazo razonablemente corto, las graves deficiencias que sufre actualmente y realizar el ingente cambio necesario para que sea capaz de responder a las necesidades de una sociedad avanzada de finales del siglo XX. Algunos de los aspectos que valoramos de manera especial son los siguientes.

1. Permitirá superar la división irracional del profesorado en dos clases, numerarios y no numeranos, que provoca constantes enfrentamientos y fricciones, impide el establecimiento de un clima de cooperación y entendimiento y consume grandes dosis de tiempo y energía. Creemos que la solución propuesta es más eficaz y razonable, menos conflictiva y conduce a una mayor igualdad que la de la doble vía.

2. Propone una notable simplificación de la intrincada selva de categorías de profesores, reduciéndolas a dos en cada centro, y

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clarifica la confusión actual sobre la situación de los futuros profesores en fase de formación.

3. Articulará la relación necesaria entre la universidad y su entorno mediante el consejo social, que debe contribuir a que la universidad armonice su, línea de actuación con las necesidades sociales.

4. Contiene normas que estimularán la movilidad del profesorado, necesaria para evitar la endogamia en los departamentos, cuyas consecuencias son nefastas.

5. Eliminará uno de los grandes males que sufrimos actualmente: el sistema de oposiciones. En los concursos, los candidatos expondrán simplemente su curriculum vitae y un tema de su especialidad elegido por ellos mismos. También desaparecerá uno de los elementos básicos del actual sistema: el concurso de traslado, que retrasa con frecuencia el acceso a cátedras de los profesores jóvenes y permitirá por tanto una promoción más rápida de los más idóneos. Todo esto supone una gran novedad dentro de la estructura de la carrera docente.

6. Supondrá una notable desburocratización y permitirá que, si una universidad se lo propone, su gestión administratva y la organización de su vida académica se agilicen notablemente. Por ejemplo, los concursos para la provisión de plazas serán convocados por cada universidad que simplemente comunica el resultado al Consejo de Universidades, a efectos de registro. Se eliminarán así largos trámites, que duraban a veces varios años.

7. El grado de autonomía que configura el proyecto de ley es muy elevado. Las universidades dispondrán de una amplia libertad para el establecimiento de planes de estudio y programas de investigación, títulos, para organizar, su estructura general y para administrar sus recursos.

8. Cada universidad podrá organizar con toda libertad su claustro general y los demás órganos colegiados de gobierno, determinar la modalidad de la elección de sus cargos directivos y establecer sus normas de funcionamiento, mediante la elaboración de sus propios estatutos.

Comprendemos la inquietud y preocupación que en estos momentos siente el profesorado no numerarlo, pero creemos que la superación de la situación actual es condición imprescindible para la normalización de la universidad. El proceso necesario debe realizarse de la forma más cuidadosa, de manera que se conjuguen el respeto más escrupuloso a los méritos demostrados y la aceptación del principio de que la condición de profesor estable requiere la superación de un concurso, de ámbito amplio, en igualdad de condiciones entre los candidatos y basado en el mérito y en la capacidad. Creemos que debe realizarse un gran esfuerzo durante los próximos años para que esta fase de la reforma de nuestra universidad suponga el mínimo coste personal y social.

Para terminar, queremos recordar que esta ley ofrece un marco y un instrumento, pero no puede, por sí sola, resolver nuestros problemas. El futuro de la universidad depende realmente del esfuerzo e imaginación de la comunidad académica. / Firman este escrito 17 catedráticos, entre los que figuran

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