La crisis económica mundial, analizada por presidentes de Gobiernos socialistas

Varios presidentes de Gobiernos socialistas democráticos se reunieron en París, durante los dos últimos días, para aportar su respuesta a la crisis económica mundial. En su opinión, la salida de esta última se conseguirá por medio de políticas concertadas que primen, sobre todo, la lucha contra el desempleo. El presidente del Gobierno español, Felipe González, no viajó a París porque sus obligaciones en Madrid se lo impidieron, de acuerdo con las explicaciones oficiales. En su lugar asistió a los trabajos el secretario de Estado de Economía y Planificación, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

A la cumbre socialista de París asistieron los jefes de Gobierno Pierre Mauroy (Francia), Olof Palme (Suecia), Kalevi Sorsa (Finlandia), Mario Soares (Portugal) y Andreas Papandreu (Grecia), así como el presidente de la Asamblea Nacional senegalesa, Habib Thiam. Los trabajos de los dirigentes socialistas se sitúan en la continuación de los iniciados, el pasado mes de enero, también en París, por los actores del cambio, lema de cuño francés.En la reunión de enero ya habían abordado el mismo tema de la crisis y de su posible solución a partir de la receta socialista. Ahora, con vistas a la cumbre de Williamsburg (EE UU), que congregará a finales del mes en curso a los siete grandes países industrializados de Occidente, los socialistas han querido resaltar una vez más lo que ellos consideran como la estrategia más adecuada para superar la crisis económica mundial. El presidente francés, François Mitterrand, es el único jefe de Estado socialista que se codeará en Williamsburg con los representantes de los países dirigidos por Gobiernos conservadores, y en nombre de los actores del cambio se asegura que enumerará las tesis elaboradas por estos últimos en París.

Para los socialistas, la crisis actual es la más grave de los últimos cuarenta años y puede conducir a un desastre moral. El paro, el aumento de los déficit públicos, la inflación, los desórdenes monetarios, el nivel raquítico de la inversión, se señalan como algunos de los efectos y causas más serios de la presente crisis económica.

Es de notar que los socialistas de los países democráticos subrayan que las economías planificadas (las comunistas) son víctimas, igualmente, de las desgracias del mundo capitalista. En opinión de los actores del cambio, la salida de la crisis será posible "con políticas económicas concertadas que primen el retorno al pleno empleo por medio de un crecimiento sostenido y no inflacionista".

Como el presidente francés, Mitterrand, los actores del cambio deploran el valor del dólar, los altos tipos de interés americanos y el desorden monetario internacional. Por ello, se proponen estudiar la eventualidad de una conferencia internacional que desemboque en la creación de un sistema monetario capaz de regular el valor de las divisas. La declaración final insiste en la importancia que tendría el contar con el Tercer Mundo para elaborar un plan anticrisis. Todos los análisis de ese documento son lo bastante generales como para que ninguno de los países participantes los rechace.