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Gran interés del Gobierno en la visita de Claude Cheysson

La audiencia con el rey Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela a mediodía de ayer, el almuerzo en la Moncloa, con el presidente del Gobierno, Felipe González, y la cena de gala en Viana ofrecida por su colega español evidencian el interés gubernamental en la acogida al ministro galo de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, huésped de Fernando Morán durante 24 horas.

Esta visita, que quiso presentarse dentro de la rutina de los encuentros bilaterales acordados hace meses en París, ha cobrado nueva dimensión tras la reciente visita de los Reyes a Argel y las declaraciones sobre los euromisiles del jefe del Ejecutivo español durante su estancia en la República Federal de Alemania.Claude Cheysson, viejo amigo personal de Fernando Morán, tiene que concertar aquí, a 40 días vista, el orden del día y la documentación previa al encuentro ministerial de máximo nivel, que corresponde celebrar en La Granja, como continuación del que tuvo lugar en la Celle Saint Claude en los primeros meses del año.

El ministro francés, que se aloja en el palacio de Viana con su familia, ha querido conocer de primera mano los resultados de la visita de Estado a Argel, los últimos detalles sobre el proceso de construcción del Gran Magreb, las vicisitudes de la reconciliación argelino-marroquí y el diseño regional para la solución pendiente sobre el Sáhara occidental.

También ha escuchado el punto de vista español sobre la propuesta de una conferencia del Mediterráneo, formulada por Mitterrand en términos que cada día se aprecian menos practicables. Argelia, por ejemplo, no oculta su criterio adverso a una reunión hegemonizada por Francia, donde se le asignaría un papel aislado frente a una mayoría de países comprometidos con el frente atlántico y occidental.

Morán y Cheysson han abordado también en sus conversaciones la agenda previsible del Consejo Atlántico, citado en París para los días 9 y 10 de junio. Los dos ministros darán su acuerdo a un plan que anticipe, durante el último semestre del año en curso, las tareas que habrán de recaer, a partir del 1 de enero de 1984, en la presidencia francesa de la Comunidad Económica Europea, donde se cifra la clave de la fase final para la adhesión de España a la CEE.

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