Soft Cell, entre la morosidad y el tedio
Entre la morosidad y el tedio se desarrolló la velada dedicada al tecnoplast y lo moderno. Abrió Glamour. Grupo valenciano de una competencia más bien chiquitita. El cantante, muy en la onda de lo que últimamente se lleva, cantaba muy poquito. La batería la entretenía un señor tan mimético de una caja de ritmos que hubiera sido perfectamente reemplazable por dicho artilugio. En plan lujo, ofrecieron un tema, afirmando con gran convicción que era de Brian Eno. Lo mismo podía haber sido de la Banda del Empastre.Azul y Negro es ese dúo que le pone un ritmo machaca a todas las vueltas ciclistas. Tal vez ellos se estén volviendo locos, pero el respetable puede quedarse tonto. Hacen un ruido feísimo.
Glamour
Azul y Negro. Soft CellFiestas de San Isidro del Ayuntamiento de Madrid. Palacio de los Deportes. Madrid, 10 de mayo.
Soft Cell venían acompañados de un cuarteto de voces y un saxo bastante bueno. Dave Ball, en funciones de hombre orquesta, se las apañaba con los sintetizadores y la guitarra eléctrica. Además, tenía la misión de encender el botón de los chunchunes. Dejando a un lado manías de principio, no se comprende por qué creerá esta gente que traerse grabados de casa unos ritmos sin imaginación puede quedar bonito o al menos moderno. Este ahorro de energías humanas, cuando no responde a nada, es tan sólo vaguería y tacañería.
Mark Almond es un excelente vocalista de gestualidades convulsas. Su visión del drama escénico corre muy, muy pareja de la de nuestras folklóricas. Él y su amigo Ball podrían hacer muy buenos conciertos si se decidieran a contratar a otros buenos músicos para acompañarles.
Sociológicamente, es interesante destacar que los modernos signos de gratitud hacia lo que gusta han sustituido las tradicionales palmas por dos señales específicas: el pitido profundo y el chillido preverbial.
En el escenario había un gígantesco mural con los cráneos de unos halopédicos con susto. Otro dato.
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