Gerd Heidemam
De 'sabueso' periodístico a presunto estafador
El periodista de Stern Gerd Heidemann, a quien hace dos semanas la revista presentaba como el más duro sabueso y la nariz más fina del periodismo alemán por su descubrimiento de los diarios de Hitler, ha pasado a convertirse en un presunto estafador al conocerse la falsificación. Stern ha cambiado súbitamente su opinión sobre Heidemann y ayer anunció su despido. Una carta escrita al carnicero de Lyon, Klaus Barbie, y sus amistades con antiguos nacionalsocialistas, alimentan también la sospecha de que el periodista puede ser un nazi solapado. No tiene aspecto de osado reportero, más bien parece un jefe de negociado de ministerio, con su aspecto insignificante, sus trajes correctos y el pañuelo en el bolsillo de la chaqueta.
Heidemann era un solitario en la redacción de Stern, donde empezó a trabajar de fotógrafo y después pasó a hacer periodismo investigativo, encargado de recopilar informaciones que luego elaboraban otros redactores.Sus contactos con antiguos nazis despertaban sospechas entre sus colegas, que tenían la impresión de que Heidemann iba demasiado lejos y había pasado ya la barrera entre la labor periodística de investigación y el compadreo con los criminales del nazismo. Este oscuro y dudoso personaje compró en 1973 el antiguo yate del mariscal del III Reich, Hermann Goering, el Carin II. La hija de Goering, Edda, parece que quedó prendada de los encantos de este periodista que empezó a hacer carrera con sus investigaciones.
La cubierta del yate de Goering pasó a convertirse en lugar de reunión de antiguos nazis, como el general de las SS Karl Wolff, y otras figuras siniestras. Heidemann explica que allí, en el Carin II, oyó por primera vez la historia del avión caído con los diarios del fürher. El sabueso se puso a la caza y con ayuda de sus amistades recorrió Europa y América Latina en busca de los diarios. Así lo presentó Stern hace dos semanas. Heidemann se negó siempre a revelar sus fuentes porque aseguraba que vidas humanas corrían peligro.
Tras descubrirse la falsificación el pasado viernes, la revista Stern recogió a Heidemann del sur del país, lo llevó en avión privado hasta Hamburgo y, allí fletó un avión privado, que recogió en el sur de la República Federal de Alemania a Heidemann y le llevó a Hamburgo, donde empezó un interrogatorio que duró hasta las 5.30 de la madrugada y siguió durante todo el fin de semana.
En estas condiciones, Heidemann cedió y, según ha asegurado el propietario de la revista, confesó que la persona que le vendió los falsos diarios es un modesto coleccionista de objetos relacionados con el periodo nazi que posee una pequeña tienda en Stuttgart. Sin embargo, en público, Heidemann se limitó a contar una versión rocambolesca sobre el paradero de los 10 millones de marcos (550 millones de pesetas) que recibió de la revista para sus investigaciones y pagos.
Stern ha presentado una demanda por estafa. Sus colegas llegaron a amenazarle con romperle la cara al ver arruinado el prestigio de la revista. "No está en sus cabales y se niega a hablar", comentaron. Algunos dicen que Heidemann tenía cinco criados en el yate y una casa en la desembocadura del Elba. Demasiado, incluso para un sabueso de Stern.
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