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Dragados y Construcciones, obligada a explorar nuevos mercados en Asia y África

Pilar Bonet

La crisis económica por la que atraviesan numerosos países latinoamericanos ha llevado a Dragados y Construcciones, la mayor empresa construcitora española de ámbito internacional con grandes intereses en esta zona, a poner rumbo hacia nuevos parajes. Oriente Medio, el sureste asiático y el norte de Africa están en la actualidad en el punto de mira de Dragados, según señala Vicente Cariñena Castell, director de exterior y plantas industriales de esta empresa que se estrenó en 1941 con obras portuarias y se proyectó allende fronteras a partir de 1967.

Dragados lleva en su equipaje realizaciones tan dispares como la terminal de petróleo de Bejaia y escuelas en Argelia, la fábrica de fertilizantes de Tablazo y la central térmica de Tacpa en Venezuela, viviendas en Irak, hospitales en Guinea, plataformas petrolíferas en Brasil y obras como el puente del Rey y la ampliación del Congreso de Diputados en Madrid, líneas del Metro en Madrid y Barcelona, el puerto deportivo de Palma de Mallorca, así como paradores y establecimientos turísticos en toda la geografía española.En 1982 el volumen contratado por constructoras españolas en el extranjero fue de 120.000 millones de pesetas y el volumen de facturación, de 125.000 millones de pesetas. De estas cifras, 50.000 millones y 30.000 millones de pesetas correspondieron, respectivamente, a las obras contratadas y ejecutadas por Dragados, según su director de exterior. Argelia, con obras por valor de 12.000 millones de pesetas realizadas, Irak, Argentina, Venezuela y Colombia, con valores que oscilan entre los 6.800 millones y los 3.500 millones de pesetas, encabezaban la lista de las actividades exteriores de la empresa en el pasado ejercicio.

A finales de 1982, Dragados tenía en cartera 60.000 millones de pesetas en obras, la mayoría de ellas en Argelia, y confiaba en alcanzar 70.000 millones para finales de 1983, contando con que éste sea un año de vacas flacas y dándose por satisfecha si se puede mantener la participación actual en Latinoamérica. En marcha están la central nuclear de Atucha II y la planta de agua pesada de Neuquén en Argentina, la presa y central de Salvajina en Colombia, viviendas, escuelas y hospitales prefabricados en Argelia, y otras construcciones en Egipto, Irak e Irán y Filipinas.

La presencia de Dragados en concursos internacionales pendientes de fallo abarca desde una presa en Argentina a otra en Tailandia, pasando por el metro de Singapur y de Medellín (Colombia), el puerto de Agadir (Marruecos), una planta de butano en Tailandia y una central térmica en Venezuela.

Dificultades en Latinoamérica

Argentina, Colombia y Venezuela son los países de Latinoamérica en los que Dragados tiene mayores intereses, afectados ahora, en distinta medida, por dificultades económicas varias. La guerra de las Malvinas, las devaluaciones y la fuerte inflación han incidido sobre la actividad en Argentina, donde Dragados participa en una empresa local, Dycasa, y donde sigue sin resolverse la participación española en la importante presa de Yaciretá.Esta presa, un proyecto mixto argentino-paraguayo sobre el río Paraguay, fue adjudicada a un grupo de constructoras, encabezado por la empresa francesa Dumez y la italiana Impregilo. Dragados, que quedó en tercer lugar en el concurso, presentó un recurso sobre su fallo. Tras la guerra de las Malvinas y por motivos políticos, una parte del Gobierno argentino se mostraba favorable a la participación española en el grupo adjudicatorio, pero esta postura no se ha traducido hasta ahora en hechos concretos, señala Vicente Cariñena.

Incertidumbres sobre Yaciretá

En Dragados se cree que las negociaciones actuales para la construcción de Yaciretá encierran una nueva propuesta con variaciones importantes respecto a la que se adjudicó el proyecto, lo que estaría en desacuerdo con el pliego de condiciones del concurso. La decisión final, sin embargo, se ve demorada por las dificultades de financiación.La crisis económica venezolana ha afectado a la buena cartera que poseía Dragados en este país antes de la devaluación del bolívar. Ahora, algunas obras se han parado indefinidamente, tales como dos túneles de acceso al aeropuerto de La Guaira que ya estaban muy adelantados, y, mientras los nuevos concursos se demoran, Dragados prevé retrasos y dificultades en las obras que continúan, así como una posible reducción de su delegación en Venezuela.

En Colombia, las perspectivas parecen ser mejores para la constructora española. Los proyectos más importantes en el futuro inmediato son la presa de Urrá, para la que Dragados ha sido precalificada junto con una empresa italiana, y el metro de Medellín, una realización para la que hay 12 ofertas, cinco de ellas con participación española (Dragados, Entrecanales, Huarte, Agroman y Ferrovial).

Entre los proyectos que pretenden abrir nuevos mercados y explorar nuevas zonas, Dragados ha presentado varias ofertas de hospitales junto con Huarte en Arabia Saudí y ha sido precalificada para dos aeropuertos en este país, que prefiere la tecnología de los países más industrializados y donde están ausentes las constructoras españolas.

La expansión de Dragados alcanza también a diversos concursos en Costa de Marfil (presa de Soubré), Senegal, Marruecos y Túnez (suministros de bienes de equipo), Kuwait y Filipinas. Este último país ha servido de base para explorar Singapur, Tailandia, Indonesia y Malasia, países donde se ha iniciado una prospección de mercado y se van a presentar importantes ofertas en los próximos meses, señala el director de exterior de Dragados. Las obras iniciadas en Irak e Irán antes de la guerra entre ambos países no parece, por otra parte, que vayan a generar nuevos contratos si persiste el conflicto bélico.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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