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Los países nórdicos productores de gas expresan recelos sobre el propuesto gasoducto norteafricano

Los países del norte de Europa, concretamente Noruega y el Reino Unido, que tienen importantes reservas de hidrocarburos en sus costas marítimas, han expresado en voz baja sus recelos sobre el propuesto gasoducto entre África y Europa, ya que podría reducir a medio plazo sus posibilidades de venta de gas y petróleo a los países europeos vecinos. No obstante, la propuesta de estudiar la viabilidad del citado gasoducto recibió ayer el apoyo entusiasta de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), cuya acta final recogerá "con satisfacción la iniciativa española" dentro del contexto del objetivo común de reducir la vulnerabilidad europea ante una sola fuente de aprovisionamiento de gas natural.Aunque la propuesta del ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, llegó demasiado tarde, quizá para incluirla en los trabajos de redacción del comunicado final, cuyo texto estaba preparado desde el pasado 28 de abril, la iniciativa fue ampliamente discutida y comentada en las discusiones públicas y privadas de la sesión ministerial. El director general de la IEA, Ulf Lantzke, la comentó favorablemente en la conferencia de prensa final y señaló que "era una contribución importante" dentro de los estudios que la IEA recomienda a los 21 países miembros para reducir su dependencia y vulnerabilidad en el suministro de gas.

En términos parecidos se expresó el presidente de la reunión, el secretario australiano de Energía, Alan Woods, quien señaló que "cuantos más gasoductos haya, más diversas serán las fuentes de aprovisionamiento". El australiano estimó que la iniciativa española quedaría ahora pendiente de los estudios de viabilidad que vayan a emprenderse.

Por su lado, el secretario de Energía norteamericano, Donald Hodel, también expresó su apoyo a la propuesta advirtiendo en su conferencia de prensa final que la iniciativa "merecía un estudio detallado. Nuestra posición definitiva quedará reflejada cuando se hayan completado estos estudios y la viabilidad del proyecto, aunque entiendo que se han superado los problemas técnicos que presentaba hasta ahora el paso de un conducto submarino por el estrecho de Gibraltar", dijo.

Las únicas reservas, más bien recelos, que se han podido apreciar a la propuesta española, parten, y sólo a media voz, de los productores nórdicos de hidrocarburos, concretamente Noruega y el Reino Unido. El representante británico, Nigel Lawson, no quiso comentar la iniciativa española, aunque fuentes de su delegación hacían hincapié en los problemas políticos y financieros y que deben previamente solventarse antes de poner en práctica el proyecto.

Mucho más recelosas parecían las fuentes noruegas consultadas, aunque sin comprometerse públicamente. La delegación de este país distribuyó en la conferencia una hoja informativa sobre el alcance de las reservas explotables de gas y petróleo existentes en el campo de Troll, en Noruega, que pueden suministrar gas natural a media Europa a partir de 1986. Según la nota, las reservas recuperables de gas natural se sitúan en torno al billón y medio de metros cúbicos y las del petróleo por encima de los 165 millones de metros cúbicos. El documento advierte que el pozo presenta una estructura que hace prever unas reservas muy superiores.

Desde que el problema de la seguridad en los suministros de gas natural ha sido la cuestión central de la reunión ministerial de la IEA, el hecho de que se haya recomendado a los países miembros la diversificación de las fuentes de aprovisionamiento, convertía el proyecto noruego en la principal alternativa al gas siberiano. La iniciativa española ha venido, hasta cierto grado, a ensombrecer la noruega, aunque no sea excluyente en ningún caso, sino complementaria. Del lado británico, los recelos son comprensibles y característicos de un productor de petróleo, que ve amenazada su fuente de ingresos y la preponderancia del crudo ante otras fuentes alternativas de energía.

Respecto al resto de cuestiones planteadas en la reunión ministerial de la IEA, el más importante, quizá, ha sido el acuerdo alcanzado entre europeos y norteamericanos para limitar la dependencia y vulnerabilidad de los países miembros frente a una sola fuente de aprovisionamiento. Aunque no se concreta esa dependencia en términos porcentuales, pese al intento americano de reducirla al 30%, el compromiso de estudiar suministros alternativos está recogido en el documento final y en un estudio confidencial de más de 50 folios que la Agencia Internacional de la Energía ha redactado al respecto.

En el frente del petróleo, el director ejecutivo de la IEA señaló que el organismo estima que habrá tres o cuatro años más de tranquilidad relativa en el mercado del petróleo, aunque alertó sobre los riesgos de abandonar los programas de ahorro y reducción de dependencias que existen en algunos países frente a este hidrocarburo.

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