El opio, un cultivo con futuro en Andalucía
Cuatro mil hectáreas de tierra están sembradas de adormideras en Andalucía. El insólito espectáculo asalta a los sorprendidos viajeros de la carretera C-431, de Córdoba a Sevilla, por la margen derecha del Guadalquivir, en la que grandes extensiones de cultivo de amapolas comienzan estos días a florecer.
La finca Majaneque, en el término municipal de Córdoba, propiedad de Pedro López Cubero, está siendo laborada estos días por los escardadores en las 50 hectáreas dedicadas a esta planta, llevándose a cabo la limpieza con amocafre de malas hierbas.Pero ni esta ni ninguna de las otras plantaciones tienen carácter clandestino, sino que responden a una iniciativa tomada por los Servicios de Producción Veget , ahora dependientes de la Junta de Anlalucía, en colaboración con los ministerios de Sanidad e Interior, y que, en opinión de los expertos consultados, ha alcanzado para España el autoabastecimiento en la producción de alcaloides opiáceós, hasta ahora dependiente de las importaciones que se venían realizando de los países productores, especialmente Turquía e India.
Unas 2.500 hectáreas de Papaer somniferum en la provincia de Sevilla, fundamentalmente en el término de Écija; 600 hectáreas en la de Córdoba, con mayores plantaciones en la capital, Santaella y Puente Genil, y el resto, en las provincias de Cádiz y Málaga, van a determinar una producción en torno a los cuatro millones de kilos de cabezuelas de adormidera.
Se trata, según declaraciones del representante de la firma Alcaliber, SA, empresa comercializadora y extractora de los principios activos estupefacientes, de una variedad difícilmente utilizable para los fines de la drogadicción. Según Nicolás Fernández Truchau, ingeniero agrónomo, responsable de los intereses de la citada empresa mercantil en Andalucía, la variedad utilizada en estas siembras es la Papaver somniférum nigrum, cuya menor capacidad de producción de látex opiáceo en el caso de incisión en las cabezuelas portadoras de la semilla la hace inútil para cualquier intento de uso prohibido. Contrariamente a lo que es usual en los países orientales productores de opio, en los que se cultiva la variedad álbum, aquí la recolección y laboreo son mecanizados, y la extracción de los alcaloides de la planta, el resultado de un sofisticado proceso industrial que la empresa realiza en su planta del polígono industrial de Toledo.
Una inofensiva infusión
La variedad cultivada hace muy difícil a cualquier espontáneo recolector alcanzar ningún principio activo distinto de una inofensiva tisana o infusión. Las paredes de la cápsula en cultivo son excesivamente delgadas, y de ahí que la extracción de la morfina, la codeína y los otros alcaloides que sintetiza la planta haya de hacerse en tratamientos industriales.Alcaliber, SA, ha establecido en la localidad sevillana de Carmona una planta de recepción del cultivo, que después se remite a Toledo para llevar a cabo su beneficio. Según el ingeniero agrónomo consultado, este cultivo se ofrece como rentable al agricultor, dependiendo su producción tanto de la naturaleza de los suelos como del propio cultivo. Se calcula que la producción media en secano oscila entre los 1.300 kilogramos de semilla y los 1.800, mientras que en regadío se pueden alcanzar niveles de 2.000 kilos por hectárea.
Andalucía, según la citada fuente y el también ingeniero agrónomo y jefe provincial de los Servicios de Producción Vegetal de la provincia de Córdoba Andrés Guerrero, ofrece unas condiciones edafológicas y climáticas aptas para el cultivo de la adormidera ofreciendo la posibilidad de alcanzar las especificaciones demandadas de humedad y pureza. Sesenta y dos pesetas por kilo es el convenio pactado entre la empresa concesionaria y los agricultores.
Todas las fuentes consultadas minimizan las posibles utilizaciones de las plantas para usos de drogadicción, si bien coinciden en la necesidad de desarrollar una política informativa disuasoria, "más por el perjuicio que puede ocasionarse en las plantaciones que por la posibilidad de extraer droga de las adormideras". No obstante estas aseveraciones, en el cultivo de la amapola, el Ministerio del Interior ha adoptado una serie de medidas cautelares, que aparecen ya en la orden ministerial de 7 de mayo de 1963 que regulaba el cultivo de las "plantas medicinales relacionadas con los estupefacientes". Entre estas cautelas está la prohibición expresa del cultivo de la citada planta a toda persona que no posea la correspondiente autorización de la Dirección General de Sanidad. Para alcanzar esta licencia es preceptivo redactar una memoria que, tras justificar su cultivo, debe especificar las variedades cultivadas, la extensión superficial dedicada a ello y su localización.
Una certificación de la alcaldía del término en el que se realiza la explotación debe acreditar el nombre del agricultor y el del contratista, y las jefaturas agronómicas, una certificación de idoneidad y plano o croquis de la plantación. Otras cautelas oficiales afectan a la recogida y comercialización de la cosecha y productos finales. Por su parte, la Dirección General de Producción Agraria ha actualizado en circular las normas sobre cultivos de adormideras y otras plantas relacionadas con estupefacientes. Para la Jefatura de Producción Vegetal de Córdoba, este nuevo cultivo hay que incardinarlo en "la natural capacidad de iniciativa e investigación del labrador andaluz".
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