La Mafia boicotea una misa, en la cárcel, del cardenal de Palermo

La Mafia dio el sábado una consigna en la cárcel de Ucciardone, de Palermo, donde están recluidos 850 presos. La consigna era: Que nadie vaya a -la misa del cardenal. Y así fue. El cardenal Salvatore Pappalardo, que siempre se ha distinguido en su lucha contra el fenómeno mafioso, se presentó en la prisión en su viejo Renault-5, acompañado por su secretario. Quería dar a los presos la posibilidad de poder celebrar el precepto pascual.El cardenal estaba ya revestido, y la iglesia, vacía. Se produce un revuelo: los presos seguían encerrados en sus celdas. El capellán de la cárcel va llamando puerta por puerta: "No creo en Dios", decían unos. "Tengo un terrible dolor de cabeza", respondían otros. Total, que no se presentó ni un solo detenido. Y el buen cardenal tuvo que quitarse sus capisayos y volverse a su palacio arzobispal.

El hecho revela el poder de la Mafia dentro de las cárceles y el miedo de los presos a la desobediencia de sus consignas. Al parecer, los mafiosos tuvieron miedo al discurso que podría haber pronunciado Pappalardo.

Pero ahora se susurra que aquel sermón será corregido y aumentado, y que no se quedará inédito. Es una lucha sorda la que se está llevando en Sicilia entre la Mafia y la parte más progresista de la Iglesia, capitaneada por el cardenal siciliano.

El cardenal Salvatore Pappalardo se había venido distinguiendo, en los últimos tiempos, por su batalla abierta contra la Mafia. Había conseguido llevar a la capital siciliana a Juan Pablo II y le había empujado a pronunciar la palabra que ningún Papa había pronunciado hasta entonces con sus cinco letras, como sustantivo: Mafia. Y condenó el fenómeno como contrario a la conciencia del pueblo cristiano. Y, nuevamente, se -volvió a hablar de excomunión a los mafiosos.