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Tribuna
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Duda nacional

Sabemos cuánto dura la actualidad: más o menos igual que un klinex. Conocemos al dedillo las maneras que tiene el acontecimiento de extenderse, darse en espectáculo y ser consumido por las masas durante el famoso cuarto de hora de Andy Warhol: son procedimientos que ya no se diferencian demasiado de los que rigen para el spot o la valla publicitaria. Ignoramos, sin embargo, lo más fundamental, cómo se produce la actualidad y por qué rayos unas veces la histeria y otras, el silencio. Hoy mismo, por ejemplo, hubiera sido un día insoportable hace apenas un año. Una de esas jornadas capaces de provocar toda suerte de desgracias adjetivales, ti tulares de infarto, patetismos de rango milenarista, desgarro editorial y rumores descabellados. Está a punto de surgir a la luz pública la sentencia definitiva de aquella noche que todos continúan calificando de definitiva, las elecciones han entrado en la curva final, los Presupuestos Generales del Estado andan al alcance de todas las filtraciones, faltan segundos para que se inicie el proceso Rumasa, crece la tensión policial y no disminuye la rebeldía sindical. Con mucho menos construíamos el año pasado una actualidad sombría, altamente agorera, cruzábamos pavores acerca de la inviabilidad de esto y acumulábamos en letra impresa los mayores pesimismos que se recuerdan en la historia de las civilizaciones industrializadas.

Pues nada de eso. La actualidad palpitante de hoy es la barca que Calviño envió a luchar contra los elementos eurovisivos, la letra de una canción emitida por TVE en horas de audiencia infantil, las declaraciones a otro programa de televisión de tres policías naciona les, la lucha de los candidatos por un minuto más en pantalla o el retraso en el nombramiento de los nuevos vocales del Ente por el Parlamento. Ni sentencia, ni elecciones, ni siquiera una sola palabra acerca de esos presupuestos que dicen bastante más sobre las intenciones de la mayoría que todos los discursos de Pablo Iglesias y todos los consejos de Juan de Mairena juntos. La actualidad, cuando más actualidades acontecen en este país, tiene como exclusiva fuente el tubo catódico. Habría que saber si estamos ante un despiste periodístico o ante una memorable astucia del poder.

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