_
_
_
_

Madrid ha iniciado la recuperación de sus fiestas y concentra una oferta cultural de alto nivel

Cuando hace cuatro años se producía la toma de posesión del nuevo equipo de gobierno municipal, ni socialistas ni comunistas mostraron especial interés por encargarse del área de cultura. Hoy se puede afirmar que en la recuperación de las fiestas populares de esta ciudad y en la notable actividad cultural promovida desde el Ayuntamiento está una de las bazas más importantes de la corporación. Fiestas patronales equiparables a las más conocidas de otras ciudades, 40 exposiciones, una treintena de estrenos teatrales o los ciclos cinematográficos son datos que avalan el interés municipal por las manifestaciones culturales.

Más información
Más casas de cultura

A lo largo de todo este tiempo, por la cartelera local han desfilado ofertas capaces de sugerir a cualquier ciudadano que Madrid tiene poco que envidiar a cualquier otra capital europea. De los programas existentes, cuyo contenido iba poco más allá de la procesión del día del patrón, corridas de toros y, con suerte, la actuación de la Banda Municipal, se ha pasado a conseguir una sistemática recuperación de fiestas propias.La línea ascendente de esta recuperación cultural y festiva comenzó con las fiestas de San Isidro de 1979, pocos días después de la toma de posesión del nuevo equipo. Con un presupuesto de 20 millones de pesetas se organizaron 40 verbenas de barrio y se volvió a celebrar la tradicional romería. Fue, sin embargo, un tímido intento. La novedad festiva no consiguió despertar intereses masivos de público, aunque la propuesta de recuperación del sentido lúdico ciudadano ya estaba ahí, de forma que al año siguiente se amplió el programa (se celebraron más de 1.200 actos).Era ya una positiva respuesta ciudadana que conectaba, después de cuatro aburridas décadas, con las intenciones y ánimos vitales de los dirigentes municipales. Era, además, una oferta de reconciliación generacional, porque los que recordaban los antiguos bailes en la Arganzuela no han puesto dificultad en mezclarse con toda esa gente más joven deseosa de rock y yerba.

Con la misma filosofía, el Ayuntamiento consiguió en 1980 la recuperación de los carnavales, tradición mantenida en Madrid desde el siglo XVI y terminantemente prohibidos desde 1936. En esa primera ocasión el grupo Cuatro Gatos, integrado por jóvenes interesados básicamente en la revitalización cultural de la ciudad, consiguió que Enrique Moral, concejal de Cultura, pusiera en pie el proyecto. La prohibición gubernativa del uso de máscaras deslució parcialmente la convocatoria.

Amplios programas musicales

Estos dos últimos años, tanto los carnavales, como las fiestas patronales han aumentado en interés, tanto por la amplísima oferta conseguida (el presupuesto de San Isidro creció hasta sobrepasar los 100 millones de pesetas, punto duramente criticado por la oposición) y por la cantidad de actos como por la calidad de los mismos. Frente a la dispersión inicial de los escenarios se optó por concentrar las verbenas en las pequeñas plazas del Madrid de los Austrias y en el Retiro. Los aficionados al jazz y a la zarzuela encontraron su lugar en las carpas situadas en el patio del cuartel de Conde Duque y en la plaza de la Villa de París en esta última ocasión mientras que el Palacio de los Deportes acogía las actuaciones de los intérpretes de música pop, destinada a los más jóvenes. La selección de los programas musicales, a veces criticada por algunos sectores, supuso la oportunidad de ver atracciones musicales como Tina Turner, Antonio Gades, Chubby Checker, Ana Belén, Joan Manuel Serrat, Freddie Hubbard o Dizzy Gillespie.La línea ascendente por la que se evidencia la recuperación de las fiestas populares madrileñas se ha basado también en la organización de ferias tales como la de la alfarería y cerámica, que durante los dos últimos años se ha celebrado en la plaza de las Comendadoras, o la de la máscara, en la plaza de Santa, Ana.

La programación cultural ha incluído, no obstante, patinazos es pectaculares, tales como la I y II feria de gastronomía madrileña, donde, en la última ocasión, el al calde fue insultado y casi vapulea do por las personas que se encontraban en la plaza Mayor en el momento de la degustación selectiva de los platos tradicionales de la Villa. Está claro que la gente exige participación en todos los actos. Si por un lado se ha tratado de satisfacer la sed de diversión del vecindario madrileño, por otro se debe reconocer la dedicación *prestada a terminar con la sequía del programa diario de actividades consideradas como tradicionalmente culturales.

El rescate del Museo Municipal como sede de exposiciones ha sido uno de los mayores aciertos. El antiguo hospicio de la calle de Fuencarral reabrió sus puertas con una exposición didáctica sobre la historia de esta ciudad (Madrid, testimonios de su historia fue su título), y a partir de ahí su actividad no se ha detenido, salvo los breves plazos destinados al cambio del material para la nueva muestra. Algunos de los temas elegidos fueron Lisboa en Madrid, Madrid DF (con 48 obras de 12 pintores exponentes de las nuevas corrientes artísticas madrileñas), 129 ideas para la Vaguada; Ramón Gómez de la Serna; Ceramistas en Madrid; Técnicas tradicionales de estampación; Los jardines clásicos madrileños; Miguel Angel Houasse, pintor de la Corte de Felipe V, y Cartografía madrileña.

El Centro Cultural de la Villa ha sido también escenario de numerosas exposiciones, algunas de las cuales han contado con un éxito de escasos precedentes, como ocurrió con la exposición de El cuerpo humano, cuyo tiempo de permanencia tuvo que ser ampliado, debido al alto número de visitantes.

Interés por el espectáculo teatral

El interés personal del alcalde por el teatro, que tanto sorprendió recientemente al actor italiano Vittorio Gassman, puede haber influido en la atención prestada a este medio. Junto a medidas más espectaculares, como la puesta en escena de obras en las que se recoge la tradición histórica y cultural de Madrid -utilizando como escenario diversas plazas situadas en el casco histórico durante los meses de verano-, ha habido una atención importante hacia los dos teatros municipales: el Español y el Centro Cultural de la Villa. El primero reabrió sus puertas, después del incendio sufrido en 1975, con La vida es sueño, dirigida e interpretada por José Luis Gómez. Después se presentó la obra de Fernando Fernn-Gómez Las bicicletas son para el verano, cuyo éxito, considerado como un gran acontecimiento teatral, obligó a que la representación de la obra se prorrogara en el Centro Cultural de la Villa. Al margen de estos dos importantes estrenos, el Ayuntamiento ha promovido la puesta en escena de más de 40 obras, pertenecientes a autores tan heterogéneos como Shakespeare, Tirso de Molina, Cervantes, Plauto, Moratín, Quiñones, Bataille, Darío Fo, Casona, Matilla, Ruibal, Martínez Mediero o García Calvo. Las campañas de teatro de verano, durante los meses de julio y agosto, en los que la cartelera comercial sufre un notable vacío, han ofrecido los más diversos espectáculos en la plaza Mayor, la Corrala, Vázquez de Mella, Santa Ana o el templo de Debod.La respuesta popular a estas y otras actividades promovidas desde el Ayuntamiento ha provocado un cambio de actitud entre el equipo de gobierno respecto al papel de la cultura. Si en un primer momento ninguno de los partidos coaligados mostró interés por el área cultural, durante las últimas reestructuraciones internas los representantes comunistas intentaron reclamar para sí parte del brillo de esta delegación, de la que Enrique del Moral, del PSOE, no se ha querido desprender.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_