La división de los partidos de centro-derecha convierte a los socialistas en grandes favoritos de los comicios portugueses
La división de los partidos de centro-derecha, que se presentan por separado y con segundones al frente de sus listas, es la nota más destacada de las elecciones legislativas que se celebrarán mañana en Portugal y lo que hace prever una victoria, aunque sea por puntos, del partido socialista de Mario Soares. La desaparición de Alianza Democrática (AD), la coalición que dio la victoria a socialdemócratas, democristianos y monárquicos en los comicios de 1979 y 1980, coloca la situación en términos similares a los de las elecciones para la Asamblea constituyente de 1975 y las primeras legislativas de 1976.
Hay cuatro grandes formaciones y una pléyade de pequeños partidos sin peso específico en la Asamblea de la República (Parlamento).Los partidos mayoritarios y aquellos con el voto popular más concentrado en áreas geográficas concretas se verán beneficiados por la aplicación de la regla d'Hont, que limitará el acceso a la Cámara a muchos de los 10 grupos, algunos de carácter casi testimonial, que se presentan a las elecciones en competencia con los cuatro grandes.
El actual primer ministro en funciones, Francisco Pinto Balsemão, ni es candidato ni ha hecho campaña a favor de su partido socialdemócrata (PSD), que sufre varias divergencias internas y que está encabezado por Carlos Mota Pinto. Del mismo modo, el principal dirigente del partido democristiano Centro Democrático y Social (CDS), Diego Freitas do Amaral, tampoco participa en estos comicios y se supone que espera una ocasión para presentarse a las elecciones a la presidencia de la República en 1985. Por último, Gonzalo Ribeiro Telles, el líder del pequeño Partido Popular Monárquico (PPM), el tercero de la coalición AD, fue defenestrado hace unas semanas y sustituido por Borges de Carvalho.
El comunista Álvaro Cunhal y el socialista Mario Soares son, por tanto, los únicos líderes históricos de los partidos mayoritarios que se presentan a estas elecciones para la Asamblea de la República, las quintas desde la restauración democrática de 1974.
La larga tradición de enfrentamiento político entre el PS y el PCP hace inviable una coalición para formar el nuevo Gobierno portugués, que surgirá de una complicada álgebra de alianzas, cuya ecuación más sencilla es PS-PSD para formar el llamado bloque central.
Algunos destacados protagonistas de la revolución de los claveles y del recientemente disuelto Consejo de la Revolución hicieron su reaparición en la vida pública portuguesa en las últimas semanas, como el general y ex primer ministro Vasco Gonçalves y el almirante Rosa Coutinho, que han hecho campaña a favor de la APU (Alianza del Pueblo Unido), la coalición dominada por los comunistas. O como el comandante Vasco Laurengo, que presentó esta semana a la Prensa la recién creada Asociación 25 de abril, que agrupa a un 24% de la oficialidad de las fuerzas armadas portuguesas.
Los últimos mítines
Las tres semanas de intensa campaña electoral finalizaron ayer en Lisboa, con un clima frío y lluvias racheadas que deslucieron la mayor parte de los actos convoca dos por los cuatro grandes partidos políticos. El interés por los discursos de cierre de campaña de los principales líderes radicaba no tanto en sus argumentaciones, ya suficientemente difundidas, sino en el número de personas que cada formación política consiguiera arrastrar a los cuatro puntos de concentración elegidos para los últimos mítines en la capital.Mañana podrán hacer uso de su derecho al voto todos los portugueses mayores de 18 años, lo que da un censo, incluidos los emigrantes, de poco más de siete millones de personas. El temor a un alto porcentaje de abstenciones más que el deseo de hacer coincidir la fecha electoral con el noveno aniversario de la revolución de los claveles, aconsejó celebrar los comicios en este lunes festivo.
Los pronósticos meteorológicos son esperanzadores, tras una semana de tiempo desagradable.
Cada partido con representación en la Asamblea de la República, que tiene 250 escaños, recibirá del Estado un subsidio de casi 58 escudos (unas 80 pesetas) por voto conseguido, algo que apenas servirá para reponer las maltrechas arcas de unas formaciones políticas que han celebrado 10 campañas electorales a nivel nacional en nueve años.
La grave situación económica lusa ha sido el principal caballo de batalla de la campaña, que se cerró ayer, y durante la cual se produjo una importante huelga de los trabajadores de ferrocarril y otra de los de la compañía Marconi, que dejó el viernes incomunicado a Portugal con aquellos puntos del mundo donde no existe conexión automática de teléfono o télex.
Mario Soares, que ya presidió el Gobierno portugués durante tres años, ha acusado a la coalición de centro-derecha AD de haber arruinado al país y ha presentado un programa de 100 medidas a adoptar en sus 100 primeros días de Gobierno. Los comunistas insisten en que el PS realizará una política de derechas, incapaz de resolver los problemas estructurales de la nación, y parecen dispuestos a utilizar la gran influencia que a través de la Intersindical tienen en el mundo del trabajo para poner en apuros al Gabinete que surja de las elecciones de mañana.
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