Majadahonda y Pozuelo, dos ejemplares distintos de reconversión urbanística y ciudadana
Majadahonda podría ser, en pocos años, una especie de ciudad escandinava, abierta, oxigenada y culta, en las cercanías de un Madrid masificado. De hecho ya casi lo es. La imagen de su Gran Vía, con un carril para bicicletas y unas aceras donde pasean jóvenes amas de casa que van en chándal a la compra y llevan de la mano a niños robustos, se acerca al modelo, al menos imaginario, de los países prósperos. Si esto se le comenta a Luis Egea, actual alcalde de la población y candidato socialista a la reelección, sonríe con evidente complacencia.
Luis Egea, ingeniero por la Universidad de Londres, ya jubilado, y vecino durante muchos años de la norteamericana ciudad de Minneapolis, ha sido el tercer alcalde socialista de Majadahonda en el último cuatrienio. Sus predecesores, Jose María Rodríguez Colorado y Francisco Vera, dejaron el Ayuntamiento para incorporarse a la presidencia de la Diputación y luego el Gobierno Civil de Madrid el primero, y la dirección general de Promoción de la Vivienda, el segundo. Y es que Majadahonda ha sido y es residencia de destacados miembros de la Administración socialista. Allí viven hoy, además de los citados, Javier Solana, ministro de Cultura, Fernando Ledesma, titular de Justicia, y Pilar Miró, directora general de Cinematografía.Hay unos 25.000 habitantes censados en Majadalionda, pero, según cálculos municipales, 35.000 personas residen de hecho en esta localidad madrileña. La mayoría son jóvenes profesionales de desahogada posición económica, empleados en Madrid, Móstoles, Las Rozas o en las instalaciones radiotelevisivas de Prado del Rey. Muchas de las vecinas también trabajan y por eso en Majadahonda hay un promedio de 1,3 automóviles por familia.
El crecimiento de Mahadahonda, a base de urbanizaciones, ha sido espectacular en los últimos años. En 1970 sólo había 5.000 habitantes. La intención del Ayuntamiento es desacelerar ese peligroso proceso de crecimiento. Para ello ha elaborado en los recientes cuatro años un Plan de Ordernación Urbana que limita la construcción, tanto en extensión como en altura, y que sitúa el tope máximo de población previsto para el año 2.000 en 50.000 almas.
"Cuando el PSOE accedió a la alcaldía, en 1979,", recuerda Egea, "nos encontramos con una situación peregrina e injusta. El casco antiguo de la población, donde vivían el 40% de los vecinos, no tenía agua potable, alcantarillado, iluminación pública, ni pavimentación. Por el contrario, en muchas de las urbanizaciones las condiciones de vida eran de fábula".
La polémica del 'carril-bici'
400 millones de pesetas costó el plan de servicios que sacó al casco antiguo de su penosa situación. Hoy cuenta con agua corriente y las calles están bien iluminadas y asfaltadas. Cuatro nuevos colegios de EGB, un instituto de BUP, un centro de formación profesional y un ambulatorio de la Seguridad Social han sido otras realizaciones del Ayuntamiento saliente que los vecinos consideran notables.El símbolo de todo eso es la Gran Vía, la arteria principal del pueblo. A la Gran Vía se la asfaltó, ajardinó y hasta se la dotó de un carril-bici, que se prolonga por su entrada y salida hasta completar un kilómetro y medio de longitud. El carril, separado del resto de la calzada por una valla metálica, ocasionó, en su día, firmes protestas de los comerciantes, que se quejaron de que impedía aparcar a sus clientes. Las obras se ejecutaron empleando a trabajadores parados que no cobraban subsidio de desempleo, otro rasgo distintivo de la gestión de Rodríguez Colorado, Vera y Egea.
Majadahonda cuenta con un polideportivo abierto, una escuela de gimnasia, una escuela de música, una orquesta, una coral y varios talleres de artesanía. Todo está flamante. Ha sido construido o promocionado por la actual corporación, cuya última realización es la compra de 28.000 metros cuadrados en la plaza de Colón para la construcción de un parque con nuevas instalaciones culturales y deportivas. El proyecto de este complejo ha sido diseñado por el arquitecto y dibujante Peridis.
El incremento de la presión fiscal va a ser uno de los principales argumentos electorales de la coalición encabezada por Alianza Popular, que presenta como candidato a la alcaldía a Luciano Pueyo. Pero Luis Egea confía en que sus realizaciones sean suficiente credencial para la reelección y que incluso entre las urbanizaciones de postín, muchos ciudadanos que votarían a los partidos de derecha en unos comicios generales se sientan atraidos por la gestión municipal socialista. Y es que Majadonda, ya se ve, opta claramente por el modelo europeo.
Pozuelo de Alarcón es el otro gran núcleo urbano representativo del modo de vida de la zona noroeste de Madrid, aquella que sirve de antesala a la sierra de Guadarrama y permite vivir en el campo y trabajar diariamente en la capital. A comienzos de este siglo, Pozuelo era una aldea con unos cuantos huertos y una pequeña industria de curtidos, donde empezaban a surgir lo que entonces se llamaban colonias de veraneo. Con el tiempo, la villa fue creciendo hasta llegar en los años 60 a albergar 6.000 vecinos. Como en el caso de Majadahonda, el aluvión de población llegó en la pasada década, hasta alcanzar el actual censo de 35.000 vecinos, y Juan Carlos García de la Rasilla, su alcalde saliente, estima que pueden llegar, sin demasiados agobios, a los 100.000 en las 4.258 hectáreas de su término municipal.
Pozuelo, alcalde que no repite
García de la Rasilla, un joven ingeniero industrial, no se presenta a la reelección en estos comicios de 1983 y eso sólo se explica por el dramático proceso de descomposición, de UCD, que fue el partido que le llevó a la alcaldía. "Yo estoy satisfecho de lo realizado en estos cuatro años, porque creo que he conseguido que la gente se sienta más integrada en Pozuelo, al que ya no ve sólo como un dormitorio". Pero García de la Rasilla dice que es una persona de ideología liberal y talante moderado que no puede identificarse con las posiciones de AP, que le parecen muy radicales.Pozuelo ha sido el mayor núcleo de población gobernado por UCD en la provincia de Madrid durante el período que ahora termina. Sus problemas en 1979 eran muy similares a los de Majadahonda. De un lado, el casco antiguo, y de otro un océano de chalés aislados y de modernas urbanizaciones. "Todo estaba disperso, sin unidad orgánica, y practicamente el Ayuntamiento no existía", afirma García de la Rasilla. Por ahí empezaron su tarea los centristas.
"Lo más duro", recuerda el alcalde, "fue poner patas arriba la parte vieja del pueblo para llevar agua y alcantarillado a todas las casas del centro". Ese objetivo, dice, ha sido cubierto en su totalidad. Por lo demás, la gestión de UCD ha solucionado el déficit inicial de 500 plazas escolares, con la apertura de un colegio y el comienzo de la construcción de otro, y ha condicionado un chalé como centro municipal de salud, del que está especialmente orgulloso el joven alcalde. "Es una institución pionera en Europa en el campo de la medicina familiar. Sus facultativos han recuperado el concepto de médico de cabecera que atiende al paciente en su propia casa".
El deporte ha sido uno de los campos donde más activos se han mostrado los gestores centristas. Entre sus realizaciones en este campo se encuentran cinco pistas de tenis, una piscina olímpica, dos polideportivos y un patronato de deportes, con 7.000 niños inscritos, que incluso organiza excursiones a Navacerrada para esquiar.
Esa pasión por la promoción de determinados deportes provocó uno de los más duros enfrentamientos de la oposición socialista con la alcaldía. Julio Rodríguez, que fuera concejal de Pozuelo y actualmente es consejero de la Junta de Andalucía, criticó, calificándola de "concepción elitista de la cultura", la cesión por el Ayuntamiento de 10.000 metros cuadrados para la construcción de una escuela de squash. "Ese proyecto finalmente no cuajó y ya lo siento, ya", dice García de la Rasilla.
Pero la tensión entre el equipo de gobierno de UCD y los socialistas alcanzó su grado más elevado cuando, en abril de 1981, un pleno municipal aprobó el Plan de Ampliación de la Casa de Campo, que suponía dar luz verde a la construcción de 7.500 nuevas viviendas en terrenos situados en el lindero del término municipal de Pozuelo con el de Madrid. Para García de la Rasilla ese Plan, cuyas primeras obras de urbanización ya han comenzado, es perfectamente legal, no supone la congestión de la villa y puede crear riqueza y empleo. Para sus adversarios, en cambio, supone una muestra de la política desarrollista y antiecológica de la derecha y además implica que la limitada infraestructura actual va a tener que soportar una población doble que la presente. Especialmente duro se hizo el enfrentamiento cuando el PSOE acusó a tresconcejales, dos de UCD y uno de AP, de estar relacionados personalmente con las urbanizaciones implicadas.
Las cosas no son tan simples en Pozuelo como un vistazo a una urbanización de lujo pudieran hacer imaginar. Y si allí viven personajes populares o influyentes como Carlos Robles Piquer, Stielike, Rocío Jurado o Emiliano Rodríguez, también 300 vecinos de humilde condición social se vieron afectados por el síndrome tóxico y dos de ellos murieron. Tal vez esa complejidad sea la que le dé una notable dosis de incertidumbre a la próxima confrontación electoral, una vez desaparecida la opción centrista que encabezaba el alcalde saliente.
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