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Recuperar la Alfranca como parque natural constituirá, uno de los mayores logros ecologistas en Aragón

La Alfranca es una reserva natural situada a menos de diez kilómetros de Zaragoza. La movilización de grupos ecologistas, a los que se sumaron diversos colectivos y organismos oficiales, ha conseguido, de momento, salvar el Galacho (surco o antiguo cauce del río Ebro, rico en variedad de fauna y vegetación), cuya conservación tanto interesó y preocupó a Félix Rodríguez de la Fuente y sobre el que Juan Luis Buñuel piensa rodar un documental. Recuperar ahora esta zona como parque natural es objetivo prioritario de los ecologistas.

Queda aún otro gran paso que dar para salvar y conservar definitivamente este paraje: convertir la Alfranca en un parque natural de carácter comarcal. Para ello los ayuntamientos de Zaragoza y Pastriz han formado una mancomunidad cuyos estatutos ya han sido aprobados, y actualmente sólo falta que el IRYDA y los particulares que tienen posesiones en la Alfranca las cedan o las vendan a la mancomunidad. "El rescate y conservación del Galacho de la Alfranca puede constituir uno de los mayores logros ecologistas llevados a cabo en España a instancias de una gestión municipal", se ha llegado a decir.En primer lugar se halla la finca del IRYDA llamada la Alfranca, adscrita a dicho organismo desde 1975. Estas tierras están parcialmente roturadas y cultivadas por colonos que viven en la finca. Hay otra parte natural, que será la destinada a parque público comarcal, pero, desde el punto de vista ecológico, la zona que más interés ofrece es la comprendida entre el Galacho y el Ebro. Existe una amplia zona de carrizal, el más extenso de Aragón, que estuvo a punto de perderse, ya que su propietario comenzó a roturar las tierras, lo cual motivó la movilización de ecologistas y naturalistas, que organizaron una campaña "para salvar la Alfranca".

Recuperar esta zona

Realizaron una acampada y consiguieron interesar a la opinión pública y a los organismos oficiales, así como paralizar las faenas agrícolas que se venían realizando en dicha zona. Según representantes de la Asociación Naturalista de Aragón, se trata de un paraje representativo de los biotipos de la ribera del Ebro, donde, además del carrizal, se encuentra el soto salvaje más extenso que queda en la región aragonesa.Si importante es la flora y vegetación, mayor interés ofrece aún la fauna, ya que el número de especies observadas en tan reducido territorio es comparable por su variedad, al de las mejores reservas y parques nacionales de Europa: más de doscientas especies de vertebrados, desde los peces hasta los mamíferos (reptiles y tortugas entre otros) se dan cita con carácter fijo, temporal o meramente de paso. Las aves aportan la mayor variedad y cantidad, destacando el valor geográfico, como punto de descanso para miles de pájaros que vienen a invernar desde el norte de Europa. Los ornitólogos zaragozanos han anillado más de 20.000 pájaros en la reserva.

El Galacho de la Alfranca, formado por un meandro del río con poca profundidad, donde hay aguas encharcadas y abundante humedad que propician la variada vegetación y fauna característica de la ribera, constituye un oasis en medio de los secarrales aragoneses.

De las 140 hectáreas que tiene la finca de la Alfranca, unas 83 son del barón de la Guía Real y de la viuda de Delgado Yarza, con quienes el Ayuntamiento de Zaragoza está buscando una salida negociada, que bien pudiera terminar con la compra de dichos terrenos. Los ecologistas dieron la voz de alarma cuando el barón vendió a un particular de Pastriz unas treinta hectáreas, quien a su vez ya tenía otra finca próxima al Galacho, y a la que comenzó a roturar con la idea de desecar poco a poco el lugar y convertirlo en zona cultivable.

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La otra parte de la finca es propiedad del IRYDA, parcialmente cultivada por los colonos; en el lugar hay unas instalaciones agrícolas, viviendas y el palacio de Palafox, que, juntamente con el convento y las caballerizas, ha sido declarado monumento histórico-artístico.

Tras las movilizaciones ecologistas intervino el Ayuntamiento de Zaragoza, emprendiendo acciones concretas tendentes a conservar y salvar el Galacho de la Alfranca. De esta forma, cobsiguió paralizar las roturaciones y que el leona reforzara su labor de vigilancia en la zona del Galacho, donde varias tablillas anuncian: "Prohibido pescar" o "Prohibido cazar".

En el pleno del 14 de diciembre del año pasado, el Ayuntamiento de Zaragoza aprobó los estatutos de la Mancomunidad de la Alfranca. El de Pastriz también los aprobó en la misma fecha. Estos estatutos eran un documento imprescindible para que el Ministerio de Agricultura buscase una fórmula de cesión o venta de parte de los terrrenos que rodean al Galacho para ser convertidos en parque natural. Dos pasos importantes quedan pendientes: redactar y poner en marcha el plan especial para salvar el Galacho, y esperar a que el IRYDA ceda esos terrenos, que se convertirían en parque público para los zaragozanos.

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