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PRENSA

El diario italiano 'Paese Sera' continuará publicándose por decisión de los trabajadores

Juan Arias

El diario Paese Sera ha decidido continuar su publicación contra la voluntad de la propiedad. Por eso todos los trabajadores del periódico están reunidos permanentemente en asamblea y mantienen una continua vigilancia, incluso física, del edificio en calle del Tritone.

En su edición de ayer domingo, el diario afirmaba que a partir de "hoy los lectores sois nuestro editor" y anunciaba la decisión de los trabajadores de acudir el próximo martes -el lunes no se edita el diario- a su cita habitual con los lectores. Desde ayer se ha abierto una suscripción en todo el país para sostener el periódico en esta etapa autogestionaria, hasta que se alcance un acuerdo con la propiedad.La decisión ha sido tomada tras haber recibido la redacción del diario una verdadera avalancha de solidaridad de todas las fuerzas políticas democráticas del país, del mundo periodístico e intelectual, de las fábricas y, sobre todo, de los lectores.

El problema es, sin embargo, cuánto podrán resistir periodistas y tipógrafos en su lucha. Por lo pronto, el papel en el almacén es suficiente sólo para diez días y el banco no pagará ya los sueldos a los trabajadores.

Propiedad sin nombre

Pero, a pesar de todo, es importante la presión nacional que ha estallado contra una propiedad que en realidad no tiene nombre. Y es eso lo que sindicatos, trabajadores e. intelectuales quieren que se revele, que salga a la calle: que se conozca quién es el verdadero propietario de Paese Sera, qué papel está jugando desde que el Partido Comunista Italiano abandonó la propiedad y por qué ha tomado la decisión de cerrarlo, cuando había anunciado, incluso, una reestructuración completa y moderna del famoso diario.Un diario que tiene una larga historia. Había nacido como un periódico progresista de la tarde. Fue Paese Sera quien durante los años negros de la administración democristiana de Roma dio las grandes batallas contra los chanchullos organizados por los corrompidos administradores del ayuntamiento. A este diario se debió en parte el triunfo de la izquierda en Roma en 1976, que supuso la llegada al Campidoglio del primer alcalde de inspiración comunista: Gitilio Argan. A partir de entonces, Paese Sera fue prácticamente un periódico bajo la protección del partido comunista, pero con mucha más libertad de iniciativas que L'Unita, el órgano oficial del partido. Enrico Berlinguer permitía a Paese Sera cosas que no permitía a otras publicaciones del partido.

Había, además, un fuerte componente socialista en el interior del periódico. Su éxito fue también el ser un diario de la tarde, el más importante de Roma.

Sus problemas de fondo empezaron cuando el partido comunista cambió de línea política y empezó a abandonar el compromiso histórico. Poco a poco, Paese Sera empezó a perder su identidad y cometió el gran error técnico de querer convertirse también en un diario de la mañana: fue el primer acto de su sentencia de muerte. Quiso hacerle la competencia a un diario como Il Messaggero, que se había pasado al área socialista, y desde entonces empezó a bajar. Problemas de tipo político, de contrastes con el partido comunista, y dificultades de tipo económico acabaron llevando a Enrico Berlinguer a ceder la propiedad del glorioso diario.

Batalla política

Lo que más les duele, quizá, en estos momentos, a los trabajadores de Paese Sera es que precisamente de donde les ha llegado la solidaridad más floja ha sido de Botteghe Oscure, con una nota más bien fría publicada en L'Unita. Es evidente que un diario tan famoso como Paese Sera no va a desaparecer. Después de un cierto tiempo, un propietario, en este caso a cara descubierta, se presentará para volver a sacar el periódico a la calle. Pero, ¿con qué ideología y con qué periodistas? Y la operación es tanto más delicada en cuanto está también en venta el mayor diario del país, Corriere della Sera, que ha quedado desangrado tras los escándalos en los que se ha visto implicada la editorial Rizzoli, que era su mayor accionista.Se trata de grandes operaciones no sólo financieras, sino sobre todo políticas. En el Corriere della Sera, Il Messaggero y Paese Sera en este momento tienen puestos sus ojos tanto los democristianos de De Mita como los socialistas de Bettino Craxi. Y los escándalos en las administraciones de la izquierda que han estallado las semanas pasadas podrían muy bien ser ya el primer capítulo de esta lucha intensiva entre los partidos.

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