3.500 niños asistieron al Festival de Teatro Infantil de Valladolid

Alrededor de 3.500 niños han asistido al II Festival de Teatro Infantil y Títeres de Castilla, que, organizado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, concluyó ayer con la actuación del grupo leonés Grutelipo, que puso en escena El monstruo peludo, un espectáculo de guiñol basado en un cuento de Bichonier. La muestra, única de este tipo que se celebra en la región castellano-leonesa, se inició el 26 de marzo. Durante seis días han desfilado por el escenario de la sala Borja los grupos La Gaviota (Burgos), que representó El caballito azul; Teatro Juan del Enzina (Zamora), con La tierra de Jauja, basada en pasos de Lope de Rueda; Libélula (Segovia), con Imágenes; y los vallisoletanos Teatro de Hilo, con Circo de hilo; Mojiganga, que puso en escena Las vacaciones de Neptuno, y el Mono Azul, que representó El tranformable.Tanto a nivel de asistencia como la calidad de, los espectáculos presentados han sido inferiores a las del primer festival, celebrado en 1982. Y si para el descenso de espectadores infantiles no se encuentra una explicación lógica, para el segundo factor sí parece haberla: la escasa ayuda que reciben los grupos que nacen teatro infantil en Castilla-León y las pocas veces que son llaniados para actuar. Uno de los miembros de Grutelipo, grupo que lleva funcionando desde 1968, aseguró que ésta es una de las pocas veces que tienen de salir a actuar fuera de León. Los problemas económicos han provocado la desaparición de bastantes grupos y han sumido a otros en una agonía casi irreversible.

Pese al descenso de calidad, Juan González-Posadas, coordinador del certamen, es partidario de mantenerlo y potenciarlo en sucesivas ediciones. Para la próxima pretende, además, organizar unas conversaciones paralelas sobre el teatro infantil en la región, de cara a poner sobre la mesa los problemas existentes, buscar soluciones y tratar de montar una coordinadora regional.Cree también que el festival vallisoletano ha cumplido sobradamente sus dos objetivos básicos: acercar el teatro y los espectáculos de guiñol y títeres a los niños y dar oportunidades a los grupos que aún funcionan en la región. "Si el nivel no es alto", añadió, "no es culpa nuestra, puesto que no hay más grupos en Castilla-León y quizá tampoco sea de estos grupos, ya que la mayoría son totalmente aficionados. Algunos, integrados por estudiantes, se deshacen al acabar el curso; otros no pueden costearse el montaje de nuevas obras, etcétera. Por eso es importante que continúe un festival como el de Valladolid". Festival que, por otra parte, no tiene un presupuesto elevado (poco más de medio millón, del que habría que descontar 100.000 pesetas obtenidas en las taquillas), La respuesta de los niños ha sido similar a la del pasado año: si el espectáculo era entretenido, los chavales participaban con entusiasmo, aplaudían, coreaban, protestaban cuando aparecían los malos, etcétera, pero si no les gustaba, coino ocurrió en un par de representaciones, se dedicaban a patinar por los resbaladizos pasillos de la sala Borja. Se considera un éxito el que hayan sido más de 3.000 los asistentes y que durante varias tardes se hayan llenado las 500 butacas de la sala.