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La madre de los cuatrillizos cree que tendrá graves problemas económicos para poder criar a los tres niños supervivientes

"Esta mañana he visto por primera, vez a mis tres hijos en la unidad de cuidados intensivos y me ha dado mucha pena verlos tan pequeños, indefensos y llenos de tubos. Ahora lo único que quiero es que vivan los tres, que de mantenerlos ya nos encargaremos mi marido y yo". Así de animosa estaba, a mediodía de ayer, María del Carmen Jiménez Díaz, la madre de los cuatrillizos nacidos en la residencia sanitaria Primero de Octubre de Madrid. Carmen recibía visitas por primera vez desde que el pasado viernes tuviera, prematuramente, cuatro hijos, uno de los cuales falleció en la noche del sábado.

A Carmen Jiménez los síntomas del parto le llegaron cuando, estaba en su casa de Parla viendo el programa televisivo Un, dos, tres. Llevaba treinta semanas, aproximadamente, de gestación y no esperaba el acontecimiento hasta después de la Semana Santa. "Le dije a mi marido que iba un momento al servicio y allí rompí aguas", dice. " Entonces Francisco Márquez, el padre, se hizo cargo de la situación: dejó a su suegra al cuidado de Cristina, la primera hija del matrimonio, subió a su mujer al coche y, a toda velocidad, la llevó a la residencia sanitaria Primero de Octubre. Treinta minutos después el doctor Jesús Grande le comunicaba que acababa de ser padre de dos niños y dos niñas.Carmen Jiménez nació hace 26 años en un cortijo cacereño que hoy está anegado por las aguas del pantano de Cijara. Cuando tenía un año de edad, sus padres dejaron su Extremadura natal y marcharon a Madrid, donde se instalaron en el Pozo del Tío Raimundo. "Mi padre, que ya ha fallecido, trabajaba de albañil y en casa nunca estuvimos muy bien económicamente", recordaba ayer Carmen, mientras almorzaba macarrones, escalope con ensalada y peras, en su habitación de la tercera planta de maternidad del Primero de Octubre.

Ayer fue la primera jornada en la que Carmen pudo recibir visitas y lo hizo sentada sobre la cama y comiendo sin demasiado apetito, en parte porque sus alimentos estaban cocinados sin sal y en parte por la fatiga provocada por su reciente esfuerzo físico y mental. Pese a ello la madre de los cuatrillizos, que vestía bata azul sobre su blanco camisón, se mostraba decidida a luchar por -el futuro de los tres supervivientes del parto del viernes. Carmen es una mujer de pelo rubio, ojos castaños, estatura media y fuerte condición física, que no tuvo demasiados problemas en el cuádruple parto. "Fue doloroso pero muy rápido", asegura.

Carmen Jiménez sabe que el económico es el principal problema que tienen que afrontar a partir de ahora su marido y ella. "No sé como vamos a salir adelante con tanto crío, pero estoy convencida de que saldremos", dice. Carmen se casó hace cinco años con Francisco Márquez, nacido en Madrid hace 28 años y repartidor de comestibles por cuenta propia. "Tenemos un camión propio y hasta ahora hemos ido tirando. Nuestros ingresos no son fijos, dependen de la faena que consiga Paco, pero casi nunca superan las 60.000 pesetas al mes", dice. El matrimonio tenía, hasta el pasado viernes, una sola hija, Cristina, de cuatro años de edad, y ya pasó grandes apuros para pagar el pisito que compré en Parla y que ahora se ha quedado francamente pequeño. Carmen no trabajaba antes de este su segundo parto y se lamenta de que ya no lo podrá hacer en mucho tiempo si tiene que criar a tantos niños.

No pudo ver a la niña que murió

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"En el embarazo se me puso un bombo muy grande y nosotros sabíamos que venían tres porque nos lo dijeron después de un estudio de ecografía, pero nunca pudimos imaginar que serían cuatro", asegura Carmen. La pérdida de esa cuarta niña, debida a una enfermedad en la membrana hialina, la ha entristecido porque ya se había hecho a la idea de la doble pareja. "La pobrecita murió el sábado por la noche sin que la hubiera podido ver. Hasta esta mañana no me han dejado levantarme para ver a mis hijos y me ha dado mucha pena porque son muy pequeñitos y están llenos de tubos".Los tres supervivientes del parto, dos varones y una niña, permanecían ayer en la unidad de cuidados intensivos y los doctores que los atienden manifestaron que hasta dentro de diez o quince días no se podrá considerarlos fuera de peligro. Pesan entre 1.000 y 1.200 gramos y presentan graves problemas respiratorios y debilidad cerebral, a causa, de su prematuro nacimiento. Estas circunstancias no han impedido que ayer mismo Francisco Márquez inscribiera a los tres pequeños en el Registro Civil. Su madre, al mediodía, tan sólo conocía los nombres que se le pondrían a dos de ellos, porque así lo habían decidido de antemano: uno de los varones se llamará Francisco; y la niña, Elena.

Hay Carmen Jiménez será sometida a un análisis en profundidad que determinará cual es su estado físico y la fecha en que puede ser dada de alta. Sin embargo, ella está convencida de que a finales de esta misma semana podrá regresar a su domicilio. "Paco me ha dicho que todavía quiere tener más hijos, pero yo no estoy muy convencida", concluye.

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