Inminente acuerdo entre la empresa y los mineros de Coparex en Santa Comba
Un notable esfuerzo de flexibilización en sus posturas iniciales por parte de los representantes de la empresa y de los trabajadores hacía verosímil a última hora de la tarde de ayer la posibilidad de lograr un acuerdo entre la dirección de Coparex Minera y la central nacionalista Intersindical de los Trabajadores Gallegos (INTG), con mayoría absoluta en el comité de empresa, para poner fin al encierro que 18 empleados mantienen desde hace varios días en el interior de la mina de volframio de Santa Comba (La Coruña).
La entrega de los explosivos que los trabajadores encerrados amenazaban con utilizar en la eventualidad de que se intentase un desalojo forzoso de la mina contribuyó a reducir la tensión y abrió el camino a las negociaciones que se iniciaron en el Gobierno Civil de La Coruña el pasado sábado, con la presencia del jefe de la Inspección de Trabajo, Digno Fernández, como mediador. En una entrevista previa con el gobernador civil, Domingo Ferreiro, los representantes de los trabajadores se habían comprometido formalmente a sacar de la mina todos los explosivos que pudieran quedar, por razones que aún se investigan, en poder de los encerrados. Un oficial de la Guardia Civil se hizo cargo en la tarde del domingo, según lo acordado, de 67 cartuchos de Goma 2, una cantidad muy inferior de otros explosivos y algo más de 1.000 metros de mecha.Dos de los 20 mineros que participaban en el encierro desde su comienzo abandonaron temporalmente la mina de Santa Comba para participar, en su calidad de miembros del comité de empresa, en las conversaciones que, de hecho, se reanudaron ayer tras la ruptura que supuso el comienzo de una huelga total en Coparex el pasado 7 de marzo.
Diminuyen las diferencias
Las enormes diferencias que en principio separaban a las dos partes en conflicto resultaron sensiblemente disminuidas en la reanudación de las negociaciones. Los representantes de los trabajadores, que anteriormente exigían un aumento lineal entre 18.000 y 20.000 pesetas para todas las categorías -el triple de lo ofrecido por la empresa-, negociaban ayer con la cantidad de 15.000 pesetas como cifra de referencia. Complementariamente, los sindicalistas del comité reclamaron la reducción de la jornada laboral y la creación de un comité de higiene y seguridad que permita mejorar las condiciones de trabajo en la mina.
A su vez, la empresa, que inicialmente proponía un incremento salarial del 11 %, equivalente a unas 5.500 pesetas por trabaja dor, ofreció ayer por medio de sus representantes una banda de entre el 11 % y el 14% de aumento sobre el salario actual, distribuida en proporción inversa a las distintas categorías laborales. Frente a las peticiones de reducción de jornada, los representantes empresariales sostuvieron la necesidad de incrementar la producción como condición implícita. Éste fue precisamente uno de los principales puntos de desacuerdo sobre los que se centró desde un primer momento el desarrollo del conflicto.
La simple reanudación de las negociaciones ha hecho remitir, sin embargo, la tensión creada por el encierro de los trabajadores en la mina, que en la práctica parecía bloquear cualquier intento de acuerdo. La empresa, que interpretó como un chantaje el encierro y las amenazas de utilizar los explosivos, y los trabajadores, que reconocían haber llegado a una situación límite, valoraron positivamente la mediación del gobernador civil, que propició el comienzo de nuevas conversaciones en un clima de relativa normalidad.
La huelga que el pasado día 7 dio origen al actual conflicto ha paralizado desde entonces la producción en la mina de Santa Comba, de donde el año pasado se extrajeron 150.000 toneladas de mineral de volframio y estaño, fundamentalmente. Coparex Minera, empresa con mayoría de capital francés participada por Sodiga, había iniciado desde la adquisición de la mina, en 1980, un plan de modernización de las explotaciones en el que han sido invertidos 2.400 millones de pesetas. Según sus directivos, la empresa, que el pasado año perdió 300 millones de pesetas, no será rentable hasta el próximo año, cuando esté a pleno rendimiento.
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