La enfermedad Meningocócica
El diagnóstico precoz y, sobre todo, el tratamiento intensivo en la UVI han hecho descender la mortalidad por sepsis meningocócica desde el 74% en 1969 hasta el 6,7% a partir de 1976. El autor de este texto explica la sintomatología de la enfermedad y da una serie de consejos prácticos para evitar y adelantarse a los casos de contagios.
Desde el punto de vista sanitario consideramos de interés social, al hablar de enfermedad meningocócica, tener en cuenta dos aspectos. El primero, conocer los síntomas básicos para hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad, y el otro, las medidas a tomar cuando aparece la declaración de algún caso.Respecto al primer punto, definimos como enfermedad meningocócica un conjunto de cuadros clínicos producidos por el meningo-coco, de los cuales los más destacados son las meningitis y las sepsis meningocócicas.
Los síntomas básicos de la meningitis merungocócica se presentan de forma brusca y son principalmente los escalofríos, fiebre alta, dolor de cabeza y vómitos, los cuales se acompañan de rigidez de nuca y signos meníngeos, de ahí la denominación de meningitis. Esta enfermedad, una vez diagnosticada e iniciado el tratamiento, cursa favorablemente y muy raras veces deja secuelas. Respecto a su mortalidad, debe ser nula, a no ser que el paciente padezca otras enfermedades.
Respecto a la sepsis meningocócica, el cuadro clínico de comienzo no se diferencia del anterior; así, estando el enfermo previamente bien, de forma brusca presenta escalofríos, fiebre alta, dolor de cabeza, vómitos, algunas veces dolores abdominales o articulares. A este cuadro inicial. se suma de una forma progresiva un deterioro cardiocirculatorio, y no muchas horas después de la iniciación aparece el síntoma característico de la enfermedad, las púrpuras, que son manchas de color rojo vinoso de pequeño tamaño que se distribuyen por todo el cuerpo, aumentando rápidamente en número y tamaño. A todo este cortejo de síntomas los signos. meníngeos pueden o no presentarse.
Este cuadro también recibe el nombre de púrpura fulminante, haciendo alusión a la rapidez de su evolución, pues desde el comienzo hasta su desenlace final pueden transcurrir muy pocas horas (2448 horas). De ahí la gran importancia del diagnóstico precoz y la iniciación lo antes posible del tratamiento intensivo en una UVI.
Nuestra experiencia en el tratamiento de la sepsis meningocócica data desde 1969, habiendo sido tratados más de 2.000 casos, exactamente 2.072, hasta diciembre de 1982. La mortalidad ha descendido en nuestra estadística progresivamente desde el 74% en 1969 al 45,7% en 1976, manteniéndose desde entonces entre el 6% y el 7% de mortalidad. Esta disminución consideramos ha sido debida, fundamentalmente, al conseguir unos diagnósticos mucho más precoces y al tratamiento intensivo que solamente se puede realizar en UVI. Así pues, como conclusión, todo enfermo, generalmente menor de siete años, cuando junto a un cuadro, repito, de escalofríos, fiebre alta, dolor de cabeza y vómitos, aparecen manchas en el cuerpo, debe ser trasladado a la mayor brevedad a un centro de urgencia que disponga de servicio de UVI.
En cuanto al segundo apartado, consideramos dé interés social aconsejar una serie de medidas a tomar cuando aparece algún caso de enfermedad meningocócica, al no existir ninguna vacuna específica para combatir el meningococo 13, que es el habitual en España, la cual sería el ideal profiláctico.
Así, con relación a los familiares y amigos íntimos del enfermo, se aconseja una vigilancia estrecha durante 7-15 días, que es el tiempo de incubación de la enfermedad, consultando sin pérdida de tiempo con su médico si apareciera algún cuadro sospechoso. En cuanto a las medidas a tomar en la estancia del enfermo, son simples, por ser el meningococo un germen muy sensible que muere en cuanto sale de su hábitat ideal, que es la rinofaringe, siendo estas medidas higiénicas una buena ventilación con limpieza de habitación y ropa con los medios habituales.
A nivel de colegios e instituciones cerradas, no se deben tomar medidas drásticas, sino simplemente procurar una mayor vigilancia médica en aquellas aulas donde apareció la enfermedad, preocupándose en conocer las causas del absentismo del alumnado, poniéndose en contacto con la familia, y en caso de enfermedad poner en antecedentes de la posibilidad, de que se trate de una enfermedad meningocócica.
Ante la presentación de más de un caso en una misma familia, pueblo o institución, estará indicado un estudio de portadores y hacer quimíoprofilaxis a las personas que tuvieron una relación estrecha con el enfermo.
es jefe del servicio de la UVI del Hospital del Rey.
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