Dificultades en Grecia
AL AÑO y medio de un triunfo electoral considerable del PASOK (socialista), con 170 escaños de los 300 del Parlamento (112 para la derecha de Nueva Democracia), Grecia conoce una inquietante situación desestabilizadora. Las nuevas estructuras políticas no han conseguido imponerse a una sociedad dominante que ha mantenido el poder -con guerra civil y sucesivas formas dictatoriales- desde que terminó la guerra mundial y que ocupa puestos importantes, resortes económicos y Prensa militante. La caída de la dictadura de los coroneles fue más o menos pactada por Constantino Caramanlis (Nueva Democracia) a condición de no realizar depuraciones demasiado profundas en el Ejército (en cuyo apoyo estaba directamente interesado, y al que ofrecía la alternativa de una derecha democrática a cambio de una derecha dictatorial que se había hecho imposible); en enero de 1982, tres meses después de su victoria electoral, Papandreu sustituyó al jefe del Estado Mayor conjunto y a cada uno de los tres jefes de Estado Mayor de las distintas armas; pero hace aproximadamente un mes se produjo un cierto movimiento militar hasta ahora bastante confuso. Hubo sospechas de intento de golpe de Estado; el tema se elevó al Consejo de Ministros de la CEE, donde se pidió a Grecia (por parte del italiano Rumor) alguna aclaración sobre los movimientos de tropas inexplicables y sospechosos. Papandreu lo ha negado siempre, aunque haya producido un cambio de mandos militares: la sospecha mayor es la de que una parte del Ejército, que conserva una mentalidad fabricada en la escuela de la guerra civil y la dictadura, y que no acepta de ninguna manera la separación del país de la estructura militar de la OTAN, ha tratado de imponer ciertas condiciones al Gobierno de Papandreu. Sin embargo, las peticiones de Papandreu a Estados Unidos y a la OTAN para mantenerse dentro de Occidente no son muy distintas de las que pueda sostener la derecha: unas mayores garantías de defensa frente a la continua amenaza turca. La tergiversación de esas negociaciones -bastante más prudentes ya que las contenidas en la ardorosa propaganda electoral de Papandreu- y la idea de que un régimen a la turca podría conseguir una mayor estabilidad entre los dos enemigos tradicionales forman, junto a la descripción de la catástrofe económica, parte esencial de la propaganda de la derecha. Esa campaña está sostenida muy especialmente por el periódico Vradny. su propietario fue asesinado hace ocho días, y la tesis de que se trataba de un delito común no ha tenido ninguna credibilidad entre la derecha, que ha convertido su entierro en una abierta manifestación contra Papandreu.La situación se ha hecho enormemente precaria. Los no privilegiados ven en los programas de austeridad del Gobierno una amenaza directa a su nivel de vida, mientras las clases dominantes siguen activamente descontentas con el poder socialista. La situación estratégica del país (vital en la confrontación Este-Oeste) empeora las perspectivas de que Papandreu pueda continuar con su política de reticencias frente a la OTAN. Los rumores de movimientos militares pueden no ser tan infundados como el Gobierno pretende.
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