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La guerra del 'hiper'

La apertura de un hipermercado en Fuenlabrada ha provocado un conilicto que ha dividido en dos al vecindario de esta localidad madrileña. De un lado, la empresa, sus trabajaddres y muchas amas de casa piden que Preco se abra a todo el público. De otro, el Ayuntamiento de la villa y los pequeños comerciantes exigen el cumplimiento del convenio que prohíbe explícitamente a ese complejo comercial la venta directa a. los consumidores y le obliga a suministrar el género solamente al por mayor.

Los desmayos de Angelines Ortiz provocaban una notable conmoción entre la treintena de personas que, desde el miércoles y hasta el viernes de esta semana, permanecieron encerradas, día y noche, en la iglesia parroquial de San Esteban Protomártir de Fuenlabrada. Cuando la joven se derrumbaba, todos se conviertían en improvisados enfermeros que la alzaban, la aireaban, la confortaban y, en ultima instancia, la transportaban a una ambulancia. Pero Angelines, una vez superadas las crisis, siempre volvía con sus compañeros, porque aunque tenga la tensión baja y los nervios destrozados, para ella su puesto de trabajo y el futuro de su familia se está jugando en estos momentos.Angelines Ortiz y su marido tienen dos hijos de corta edad, han estado desempleados los dos ultimos años y tan graves han sido sus apuros que el piso que habían comprado les ha sido embargado por falta de pago de los plazos de la hipoteca. Ahora el marido de Angelines trabaja como mecánico en un taller, con un contrato eventual, y ella ha entrado a trabajar en Preco, el hipermercado que ha destado un conflicto ciudadano a varias bandas. Precisamente, lo que reclamaban Angelines y el resto de encerrados en la iglesia es que Preco permanezca abierto al gran público y no sólo a los comerciantes minoristas, única garantía, dicen, de supervivencia de esta empresa. En defensa de esa reivindicación se manifestaron el pasado lunes en Fuenlabrada unas dos mil personas. El apoyo de un amplio grupo de familias a las posiciones de Preco es uno de los elementos más singulares de este conflicto. Una de las mujeres que se manifestó el lunes y se encerró el.miércoles es Carmela Martínez, 29 años de edad, y madre de cuatro hijos. Carmela afirma que su actitud no está manipulada por la empresa propietaria de Preco, qye ella es una ama de casa que hace lo posible y lo imposible para que las compras hogareñas le salgan más baratas. "Mi marido gana 55.000 pesetas al mes y yo gasto unas 1.000 diarias en la comida de los seis que somos en la, familia" dice para explicar su preocupación por el destino de cada peseta. Carmela afirma que comprar en Preco le puede suponer un ahorro dé unas 5.000 pesetas. al mes y que ese es suficiente argumento para luchar por su apertura para todos.

La complicada historia del hipermercado de Fuenlabrada empezó el 27 de octubre de 1982, día en que su empresa propietaria, Supermercados Alonso Alarcán, y el ayuntamiento de esa villa madrilefía suscribieron un convenio por el cual se concedía la correspondiente licencia municipal a Preco, a condición de que actuara como un establecimiento que sólo abastece a minoristas de artículos del hogar y alimentación. Con esa limitación, el ayuntamiento quería pro teger los intereses de los dos mil pequeños comerciantes de la localidad y, al mismo tiempo, hacer cumplir las normas de planificación urbana de Fuenlabrada, que prohiben laventa directa al público en el polígono industrial donde se levantó el, centro, según afirma Manuel de la Rocha, alcalde socialista de la villa.

Preco, un establecimiento de 6.000 metros cuadrados de superficie, de los que 4.000 estan destinados a ventas, abrió sus puertas el 1 de diciembre y desde enitonces ha sufrido tres cierres temporales, el último el pasado 4 de marzo, al comprobar las autoridades municipales que en ese centro, y en contra de lo acordado,- compraban sin ninguna dificultad. numerososos particulares. Manuel de la Rocha está convencido de que Preco repartió carnés de compradór -destinados según el convenio sólo a los comerciantes- a personas que carecen de licencia fiscal. "Los concedieron en masa a trabajadores de las fábricas de la zona, a guardias civiles y hasta los de aron, en blanco, en los buzones de muchas casas", dice.

La guerra del hiper ha provocado la división de Fuenlabrada -97.000 vecinos censados- en dos bloques.

De un lado estan el ayuntamiento, partidario del respeto a las normas urbanísticas municipales y de proteger a los pequeños comerciantes, y estos últimos, amenazados por la política expansiva de Preco. De otro, los propietarios y trabajadores del centro, que ven peligrar sus inversiones y puestos de: trabajo, respectivamente, y muchas amas de casa y consumidores de la localidad, que quieren acceder a un establecimiento que vende entre un 10% y un 20% más barato.

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Inversión de 420 millones

Juan Alonso transmite una sensación desoladora al hablar del posible hundimiento de su carrera eiripresarial, desde el altillo del hiper donde tiene instalado su despacho. Alonso, 34 años, soltero y copropietario de Preco, es consciente de que el convenio que su erripresa firmó conel ayuntamiento le obligaba a vender tan sólo al por mayor. y a detallistas, "pero los comerciantes de Fuenlabrada desde el primer día nos hicieron un claro boicoteo y sólo nos quedó la solución de vender directamente a los consumidore? Si no es así, afirma Alonso, el hiper se vería obligado a cerrar sus puertas con la consiguiente pérdida de 420 millones de pesetas de inversión total y de unos trescientos empleos. Juan Alonso y sus cuatro hermanos levantaron una cadena de seis supermercados en los barrios periféricos de Madrid. El de Fuenlabrada es la causa de que Julio Tébar, 47 años, casado y con tres hijos, dueño de una frutería, afirme que, desde que abrió Preco y permitid que las amas de casa efectuaran allí sus compras, ha visto cómo sus ventas diarias disminuían en un 50%.El alcalde Manuel de la Rocha comparte con los comerciantes la impresión de que las acciones de presión en favor de la apertura de Preco al gran público estan dirigidas desde la empresa, a través de algunos de sus altos cargos, que actúan como representantes de unos trabajadores que carecen de secciones sindicales y comité de empresa. "Yo creo", prosigue el alcalde, "que esta gente aceptó el convenio con nosotros para poder abrir el establecimiento e ir forzando, poco a poco, la situación, hasta llegar al suministro directo a los consumidores". La última palabra del ayuntamiento es que Preco siga abierto en las condiciones pactadas (venta sólo al por mayor). Los comerciantes de la localidad se comprometerían, por su parte, a comprar allí el género, y la corporación permitiría que el hiper tuviera trescientos metros destinados a la venta al público.

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