Un cabo de la Policía Nacional muerto y cuatro agentes heridos en atentado cerca de Rentería
Un convoy de la Policía Nacional perteneciente a la quinta compañía de reserva de Murcia, que regresaba al cuartel de Fuenterrabía después de haber realizado el servicio de protección en la cárcel de Martutene de San Sebastián, fue atacado por dos individuos que dispararon con escopetas de caza desde lo alto de una colina situada junto a la autopista Bilbao-Behovia, a la altura de Rentería. A consecuencia de los disparos resultaron heridos cinco policías nacionales, uno de los cuales, el cabo Ramón Martínez García, murió tres horas, después en el quirófano de la residencia sanitaria de San Sebastián, por un fallo cardíaco que le sobrevino cuando le extirpaban una bala de posta alojada bajo el estómago.
A las 7.45 horas de una mañana lluviosa y de intensa niebla, cuando el convoy compuesto por cuatro vehículos Avia se dirigía a bastante velocidad hacia Fuenterrabía, dos individuos dispararon postas con escopetas de caza a la segunda de las furgonetas. Ante la agresión, los componentes del coche atacado saltaron a tierra, en tanto sus compañeros de los coches posteriores repelían la agresión a pesar de la escasa visibilidad. Como consecuencia del atentado resultaron heridos los policías José María del Val Martínez, Enrique Olivares Pequeño, José Nicol García, Ramón Navarro Marín y Ramón Martínez García. Las lesiones de todos ellos se consideraban leves en un principio, pero el último falleció posteriormente en la residencia sanitaria de San Sebastián. El ministro del Interior ha anunciado su asistencia a los funerales, que se celebrarán hoy.
Esta muerte causó gran consternación, ya que en un principio no se creía que el atentado fuera a tener tales consecuencias, debido a que las heridas recibidas no parecían tan graves. El comandante de la Policía Nacional en Guipúzcoa, Taulino Martínez, declaró a este periódico que durante su visita a la residencia sanitaria donde se encontraban los heridos había podido saludar al fallecido Ramón Martínez, mientras esperaba en la camilla la entrada al quirófano. En este encuentro, Ramón Martínez le había comentado con alegría la suerte que habían tenido de poder salir con vida del atentado.
Según el parte médico facilitado en la residencia sanitaria de San Sebastián, cuando se procedía a extraer el proyectil al cabo Ramón Martínez García se produjo, una gran hemorragia, que tuvo como consecuencia una parada cardiocirculatoria de la que el paciente ya no se repuso, a pesar de las maniobras de reanimación intentadas por los médicos.
Casado y con dos hijos- de cinco y dos años, el cabo primera -fallecido había nacido en Ceutí (Murcia), y el pasado mes de diciembre había cumplido 33 años. Residente en Molina del Segura, Ramón Martínez había ingresado en el cuerpo de la Policía Nacional el 1 de abril de 1971, por lo que habría cumplido doce años de servicio la próxima semana.
Tres semanas destinado en el País Vasco
La quinta compañía de la reserva de Murcia, a la que pertenecía el fallecido, había llegado a Guipúzcoa el pasado 4 de marzo -hace exactamente tres semanas- y tenía proyectado volver -a su destino aproximadamente el 4 de abril, con lo que cumpliría así el mes de servicios rotatorios que las compañías de la Policía Nacional vienen realizando en Euskadi.
Las veinticuatro horas anteriores al atentado habían transcurrido, para dicha unidad, en la cárcel de Martutene, donde habían prestado servicio de protección. Se supone que los autores del atentado utilizaron una furgoneta de color naranja, así como un Renault-7 que fue robado a punta de pistola por unos individuos en la mañana de ayer, y cuyo propietario apareció hacia el mediodía atado junto al cementerio de Rentería.
Con estos sucesos -hay que añadir a este el secuestro del señor Guibert- se rompe la aparente calmá que ha durado mes y medio. Los últimos atentados mortales se habían producido el pasado mes de febrero: el día 5 explotó una bomba en las oficinas del Banco de Vizcaya que causó tres muertes entre sus empleados, y el doce tirotearon y dieron muerte a la mujer de un investigador privado que realizaba un servicio en Tolosa.
Ambos sucesos causaron honda conmoción y dieron al traste con el primer intento de celebración de mesa por la paz, promovida por el lendakari Carlos Garaikoetxea. Antes de reanudarse ayer la sesión plenaria del Parlamento vasco, los diputados de los distintos grupos expresaron u repulsa ante el atentado, al igual que el propio Garaikoetxea.
Por otra parte, dos bombas de mediana potencia hicieron explosión, en la madrugada de ayer, en un comercio de electricidad y una farmacia de San Sebastián, respectivamente. En ambos casos -informa Efe- se registraron daños materiales de cierta consideración, pero no hubo que lamentar desgracias personales.
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