La muerte del niño Daniel Alba

Nos dirigimos a usted respecto a la noticia de nuestro hijo Daniel (fallecido por la negligencia de un médico, confundiendo la meningitis con sarampión u otra enfermedad similar de niños. Desde que lo vio hasta que murió transcurrieron trece horas), aparecida en EL PAIS el 22 de marzo de 1983, ya que en ella sólo se cuentan los hechos y nos parece vital que se sepa lo que pensamos respecto al sistema sanitario, cómo se encuentra. Es increíble, canallesco y deprimente que esto suceda en 1983.Habrá gente que se haya extrañado de que no publiquemos el nombre de ese doctor, el más responsable, y luego, el de ese otro médico de urgencia. El motivo es que estamos esperando que nos conteste la Administración y ver qué resuelve.

El caso lo hemos llevado también al Defensor del Pueblo.

Nuestra opinión es la siguiente:

1. Estamos padeciendo una época de sequía, contaminación y, por entonces, una gran ola de frío, que potencian el cultivo de virus peligrosos, entre ellos el meningococo. Es de tener en cuenta en esa profesión. No tuvimos ninguna advertencia de ello. Aún más, nos dieron un medicamento para que en caso de que continuase la fiebre se lo administrásemos cada seis horas.

Daban por hecho que la fiebre podría seguir. (En aquellos días se oyeron casos de esta horrible en fermedad. Ahora por lo que sabe mos desde enero hasta la fecha han ingresado en los hospitales muchísimos más casos que otros años de esta misma enfermedad, y según dicen hay epidemia. Esto agrava aún más el diagnóstico erróneo dado a nuestro hijo en el Primero de Octubre. Que com prueben las estadísticas de todos estos casos continuos en los hospitales).

2. La carrera médica (y todos aquellos que están en su círculo, como auxiliares, administración, etcétera) está enfocada al "servicio del ser humano" y, como tal, para prevenir, diagnosticar y salvar vidas. A una profesión como ésa, que está en contacto directo con las personas, no se le pueden permitir errores, negligencia, irresponsabilidad o abuso de profesión. Nadie puede esconderse bajo una credencial o carrera para quitarse responsabilidad, de un ser humano, de encima.

El personal médico que es responsable de su deber y todos aquellos que en su mundo se mueven tomando conciencia de lo que es un enfermo, sabrán que esto no va con ellos; nos merecen nuestro sincero respeto.

3. Tengamos una verdadera Seguridad Social. Que termine su ineficacia (la gente lo sabe, que hagan encuestas si no creen en lo que decimos, si no es prueba suficiente lo que nos ha pasado, empezando por una exploración insuficiente, poco duradera, un diagnóstico erróneo, una burocracia irrazonable y una urgencia demasiado tardía). Que la gente honrada tome conciencia de ello, pidiendo en el momento oportuno responsabilidades a esa Seguridad Social que entre todos mantenemos.

Pedimos justicia para nuestro caso y otros como él. /