Marichal destaca el empeño modernizador de Ortega y Manuel Azaña en un ciclo sobre la obra del filósofo
"Ortega y Manuel Azaña estaban de acuerdo, por encima de sus diferencias, por lo menos en dos cuestiones fundamentales: en que la cultura no podía sobrevivir sin una auténtica democracia y en que había que modernizar España". Esta es la tesis central que mantiene el ensayista y profesor español Juan Marichal sobre dos de los personajes más influyentes de la historia española de este siglo. Marichal inauguró ayer un ciclo de conferencias del centenario de Ortega con una disertación sobre el tema Ortega y Azaña.
"Está claro", añade Marichal, "que ambos realizaron sustancialmente lo que se propusieron: hacer una España mundial, abrirla a Europa". Juan Marichal (Tenerife, 1922), catedrático de las universidades de Harvard (Estados Unidos) y Alcalá y especialista en el estudio de Azaña, analizó las relaciones de éste con Ortega en la primera de las 45 conferencias con que el centro Ortega y Gasset de Madrid quiere conmemorar el centenario del nacimiento del escritor y filósofo español."La conferencia la debía haber dado ayer, 23 de marzo", comentaba el profesor Marichal, "para hacerla coincidir con el aniversario de la conferencia que pronunció Ortega el 23 de marzo de 1914 en el teatro de la Comedia sobre Nueva y vieja política para presentar la llamada Liga de Educación Política Española. Aunque el manifiesto de la Liga ya existía desde un año anterior, su aparición en público se produjo en la fecha citada y se puede decir que aquel 23 de marzo comenzó la España que hoy existe".
Con aquel manifiesto, que fue descubierto por Juan Marichal entre los papeles de un amigo de Azaña y cuyas dos primeras firmas eran las de Azaña y Ortega, "entraba en acción una nueva generación". "Por vez primera en España un grupo de jóvenes universitarios se colocaba en la Europa de su tiempo. Casi todos ellos fueron becarios de la Junta de Estudios. Todos ellos sentían que había una falta de congruencia entre lo que era la España intelectual y la España política y que había que modernizarla y europeizarla".
Muy pronto comenzarían a especificarse las diferencias entre Azaña y Ortega. "Ambos veían la modernización y renovación política de España de formas muy diferentes. Sus distintas visiones del estado y de la nación les separaban radicalmente. Ortega diría: 'Organicemos la nación frente al estado'. Esta visión era fruto en gran parte de que Ortega consideraba que las instituciones estatales estaba corrompidas. Sin embargo, Azaña mantenía que lo importante para cambiar un país era conquistar las instituciones estatales. Esto hizo, entre otras cosas, que Ortega y Azaña no se entendieran. Tampoco hay que olvidar que tenían temperamentos intelectuales muy diferentes".
El profesor Juan Marichal pone una objeción al intento regeneracionista de Ortega y su generación: "El programa de Ortega anunciado en 1910 en El Sitio de Bilbao, en el que dijo: 'España es el problema, Europa la solución' se cumplió. Se metió a España en Europa y a Europa en España pero sin ver realmente lo que entonces estaba pasando en el corazón de Europa, que era Alemania. Aquí está la fase trágica del tema, porque un día como ayer, 23 de marzo, pero de 1933, comenzó el régimen totalitario, en Alemania. Por eso, europeizar a España supuso también abrir nuestro país a la irrupción de los nuevos bárbaros y acercarnos a toda la gran tragedia europea".
Según Juan Marichal, la guerra civil española no se habría producido "si no se hubiera iniciado previamente la otra guerra civil europea, la guerra que supuso el nacimiento y la consolidación de los movimientos nazis. Nuestra guerra civil no habría sido tan excepcional si no hubiera atravesado Europa por uno de los momentos más sombríos de toda su historia".
Dos héroes trágicos
A pesar de todo, para el profesor Marichal no se puede hablar de fracaso en la generación de Ortega, "porque está claro que realizaron sustancialmente la apertura a Europa. Ellos no podían prever que aquella apertura a Europa traería entre otras consecuencias una específica guerra civil". Probablemente influido por este panorama sombrío, el profesor Marichal ha dicho que "tanto Ortega como Azaña son héroes trágicos ¡de una cultura. Y no lo son porque hayan triunfado o hayan sido derrotados, sino porque representan las grandes aspiraciones y lo grandes conflictos de una cultura y de una cultura moderna, no sólo española. Aquella generación representa, a pesar de todo, uno de los más altos ejemplos de la civilización humanitaria de España".El profesor Juan Marichal sostiene que Ortega, como Azaña, no es una figura muerta. "El drama de aquella generación continúa vivo en muchos aspectos en nuestros días. Por ejemplo, hoy preocupa también cómo preservar y desarrollar la vitalidad de la cultura en una democracia. Cómo desarrollar el rigor que implica la cultura con el deseo del desarrollo de la justicia social hasta conseguir una civilización humanitaria que se propone conciliar el desarrollo de la persona individual con la necesaria justicia social".
Cultura y democracia
"Si me preguntan sobre la posibilidad de que si Ortega viviera habría escrito hoy La rebelión de las masas, tendría que contestar que lo hubiera hecho pero de otra manera. Ortega era un pensador que estaba siempre muy pendiente de las circunstancias históricas. Por eso no habría escrito hoy la misma Rebelión de las masas. Pero no hay que olvidar que este libro contiene una visión del problema que también tienen las sociedades modernas de cómo conciliar la cultura con la democracia. Ortega, en este caso también como Azaña, pensé que la cultura no podría sobrevivir sin una auténtica democracia".El profesor Juan Marichal acaba de reeditar, pero esta vez en edición íntegra, su libro La vocación de Azaña, que fue editado con algunos cortes de censura en 1968. En la actualidad prepara el libro Generaciones y semblanzas españolas (de próxima edición). En este ensayo Marichal analiza el proceso de creación de la cultura moderna desde el siglo XIX a nuestros días. Prepara también un ensayo sobre la lengua española desde el padre Feijoo hasta Octavio Paz, de quien dice que es el equivalente a Ortega en su tiempo.
Juan Marichal se siente también atraído por el análisis de las consecuencias que puede tener la preparación del V Centenario del Descubrimiento de América. "Esta década previa a 1992 puede ser decisiva en la reconstrucción de una comunidad intelectual de los países de lengua española. Queda mucho por hacer por parte de España".
Con la conferencia que pronunció ayer Juan Marichal se inauguraron las actividades culturales de la nueva sede del centro Ortega y Gasset en la calle de Fortuny, 53, de Madrid. Este ciclo de 45 conferencias es uno de los programas principales conmemorativos del centenario del nacimiento de Ortega y Gasset, que se celebra el próximo 9 de mayo.
Babelia
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