El fiscal pide cinco años para José Antonio Blasco, el ex boxeador que atracaba con los puños
José Antonio Blasco Planes, que a principios de la década de los años setenta fue calificado como una gran promesa del boxeo catalán, compareció ayer ante la sección cuarta de lo penal de la Audiencia Provincial de Barcelona para ser juzgado por un delito de atraco perpetrado en una gasolinera y en el que logró un botín de 340.000 pesetas. El ministerio fiscal reclamó para el acusado la pena de cinco años de prisión.
La historia judicial de José Antonio Blasco Planes se remonta al verano de 1982, cuando fue detenido por la policía acusado de haber perpetrado un atraco contra una gasolinera, situada en la Rambla de Volart de Barcelona. Un mes antes, José Antonio Blasco había asaltado la misma gasolinera. En aquella primera ocasión, el ex boxeador no había utilizado otra arma que sus propio puños. Sin embargo, en la noche del mes de agosto, cuando Blasco nuevamente se acercó a la gasolinera, con una lata de aceite marca Texaco, blandía una pistola.Ayer, en el transcurso del juicio oral, la polémica se centró sobre la naturaleza del arma esgrimida por José Antonio Blasco. Mientras el empleado de la gasolinera atracada aseguraba que vio una escopeta de cañones recortados y una navaja, Blasco confesó que se trataba de una pistola de juguete. La polémica, quizás, podría reproducirse dentro de escasos días cuando el ex boxeador Blasco comparezca nuevamente ante la misma sala para ser juzgado por el primer asalto realizado a la gasolinera.
Otro boxeador, como defensor
La defensa de José Antonio Blasco corrió ayer a cargo del también ex boxeador Carlos Palomino Vera. El letrado y ex boxeador -en ambientes jurídicos se le bautizó como La bestia jurídica- se ciñó ayer estrictamente al problema jurídico, y por un momento olvidó su experiencia como fajador nato, su gancho de izquierda y su experiencia de tres años en el ring.Luego, al finalizar el juicio oral, el letrado Palomino -La bestia jurídica- habló profundamente del mundo del boxeo y de ese tobogán que conduce a algunos ex púgiles hasta la cárcel Modelo. En la mayoría de las ocasiones se trata de delitos relacionados con el proxenetismo. Este es el principio. Después, algunos ex boxeadores continúan descendiendo por la pendiente de la delincuencia, hasta llegar a experiencias como la de José Antonio Blasco, que algunas veces acaban ante una gasolinera o una ventanilla de un banco, esgrimiendo una pistola.
"Influye el ambiente, su vida y el barrio donde se mueven. Blasco era un magnífico boxeador; una gran promesa, que un buen día se vio frustrada. Como boxeador su vida está acabada, como persona su horizonte es continuar viviendo a salto de mata", ha asegurado el letrado Palomino Vera.
En la ficha profesional de Blasco aparecen cincuenta combates disputados, de los que ganó 38. Sólo perdió 10 y otros dos dieron nulos. En este currículo aparecen también las mujeres, el alcohol, una vida llena de lujos y unas esperanza y unas ilusiones rotas frente a Mariano Gascón París, en el Price, el 15 de septiembre de 1972. La vida de Blasco sufrió entonces un giro y se vio obligado a dejar el ring. El último empleo de José Antonio Blasco le fue proporcionado por su propio abogado defensor, y consistió en hacer de guardaespaldas de una mujer que estaba tramitando su divorcio y que se veía amenazada por su esposo. Luego están los días sórdidos, los paseos sin rumbo fijo por el barrio Chino barcelonés de bar en bar y por último estos dos atracos, que le han llevado hasta el banquillo de los acusados y que le mantienen en prisión desde el pasado mes de octubre.
Aseguran que Blasco no ha olvidado el mundo del boxeo. En la pared de su celda de la cárcel Modelo está clavado con chinchetas un reportaje sobre su vida -La vida golpe a golpe, se titula- y unas fotos que recuerdan sus triunfos. Luego en los pasillos de la Modelo aseguran que el recluso Blasco continúa noqueando a sus adversarios.
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