Los mercados, a la espera de la reacción del Reino Unido
Los mercados occidentales de petróleo permanecieron ayer a la expectativa de la reacción del Reino Unido ante el nuevo precio del crudo acordado el pasado lunes por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Prácticamente todos los observadores estiman que la British National Petroleum Corporation (BNOC), que inició ayer mismo conversaciones con sus principales clientes, reducirá el precio actual de 30,5 dólares por barril para poder competir con el de Nigeria (treinta dólares por barril), pero es todavía una incógnita la proporción en la que lo hará.El acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo ha coincidido con el inicio de los debates parlamentarios sobre el Presupuesto del Reino Unido para el próximo año y con el anunció por parte de los cuatro bancos británicos más importantes de la reducción de las tasas de interés en medio punto, pasando del 11% al 10,5 %.
Los expertos resaltan que el estallido de una guerra de precios depende ahora exclusivamente de la decisión que adopte Londres. El anuncio realizado ayer por la Unión Soviética de que el precio del crudo de los Urales pasa a veintiocho dólares por barril no tendrá repercusiones graves en el mercado por las especiales características del comercio soviético.
Por el contrario, una reducción superior a 0,5 dólares en el precio del petróleo del mar del Norte -directo competidor por su calidad con el de Nigeria- tendría consecuencias inmediatas y provocaría una nueva reacción de la OPEP, según explicó el pasado lunes el ministro de Petróleo de Arabia Saudí, jeque Zaki Yamani. "El éxito o fracaso final de la reunión de la OPEP", explicó otra fuente diplomática árabe, "depende del próximo movimiento (del Reino Unido". "El acuerdo de la OPEP", según un experto del diario Al Jaleej, "ha permitido alejar el fantasma de la guerra de precios, pero no lo ha destruido completamente".
Responsabilidad británica
Todas las fuentes árabes consultadas coincidían en resaltar la "enorme responsabilidad" que recae sobre el Gobierno de la primer ministra Margaret Thatcher, "en cuya mano está la posibilidad de estabilizar el mercado".Oficialmente, el Gobierno británico no interviene en la fijación del precio del mar del Norte, que depende, según el ministro de Energía inglés, Nigel Lawson, de las condiciones en las que se encuentre el mercado.
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