El préstamo y los réditos
El señor Roca Junyent es un hombre con agudeza. Acaso haya sido quien con más delicadeza se ha referido a los cien días de gobierno socialista casi sin mencionarlos. En un coloquio dijo, recientemente, que el presidente del Gobierno había dicho que tenía, en préstamo, 3.500.000 votos. Glosando la frase de Felipe González, el señor Roca dijo que en épocas de déficit sería conveniente recordárselo al país y aconsejarle que exigiera la devolución del préstamo, a poder ser con intereses. No es malo el recordatorio. ( ... )Tal vez la frase más significativa en torno a estos cien días la pronunciara el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, al decir que acaso se habían tratado de hacer demasiadas cosas a la vez.
No ha sido capaz el Gobierno de avanzar decididamente en su lucha contra el terrorismo. Y lo que es más: no ha sido capaz, tampoco, de poner orden y concierto en la relación del Estado con las distintas autonomías.
No es del caso pasar revista, uno por uno, de los diversos aspectos de la política que el Gobierno socialista ha desarrollado en este espacio de tiempo. No cabe duda de que hay que apuntarle trazos positivos, como su conducta, y sobre su actitud, hacia las Fuerzas Armadas, y rasgos negativos o dudosos, como su indefinición en cuanto a política internacional. Abramos, pues, un paréntesis más amplio de espera. Y recordemos que ese préstamo, a que se refería el señor Roca Junyent, devenga réditos y ha de ser amortizado de forma solvente y rentable. Ni el poder es para siempre, ni el poder puede ser absoluto. Cien días son. simplemente una muestra. El préstamo, del que el presidente del Gobierno se reconocía beneficiario, sigue estando ahí. No para siempre, por supuesto. Y produciendo intereses que hay que ser capaces de pagar en su plazo justo.
, 12 de marzo
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