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CATALUÑA

Una explosión de gas en Tárrega causa heridas a cuatro mujeres y obliga a desalojar una residencia de ancianos

Cuatro mujeres, entre ellas dos monjas de la congregación de las carmelitas misioneras, resultaron afectadas de quemaduras graves por una explosión producida por la fuga de gas en una bombona de butano industrial en una residencia para ancianos de Tárrega en Lérida. La explosión tuvo lugar a primera hora de la mañana de ayer y provocó rápidamente un incendio que obligó a evacuar a la mayor parte de los sesenta ancianos residentes, si bien a mediodía ya quedó restablecida la normalidad. Por el momento se desconoce el origen del escape, aunque parece tratarse de un hecho fortuito.

La superiora de la comunidad de religiosas que tiene a su cargo el centro hospitalario, María Socorro Espiga Saralegui, de 43 años, natural de Pamplona, ha sido la más afectada por el accidente y permanecía ayer tarde en la residencia sanitaria del Valle de Hebrón, de Barcelona, con quemaduras de tercer grado y en -un estado "muy grave", según fuentes médicas, que informaron de que un 95%, de la superficie de su cuerpo había sido alcanzado por la ignición.Otra monja Juliana Zabalza Sololuce, de 58 años, natural de Munguía (Vizcaya), presenta quemaduras de tercer grado, con un 65% de la piel quemada. La cocinera Antonia Noveli Giu, de 68 años, y la empleada Josefina Ortiz Trepat, de 49 años, sufrieron también quemaduras, aunque de menor gravedad.

El reloj de la cocina del hospital de los Pobres de Jesucristo, con sesenta ancianos residentes -atendidos por diez monjas carmelitas-, quedó parado a las 6.10 horas, a resultas de la fuerte explosión. "Yo me levanté dos palmos de la cama al oír el estruendo", explica un vecino.

Según fuentes del hospital, "todas las noches se deja encendida una pequeña llama en uno de los fuegos de,la cocina, porque hay que calentar el desayuno de una de las enfermas a las tres de la madrugadaa". Josefina Ortiz, que ayer estaba de vigilancia de noche, notó un fuerte olor a gas pasadas las seis de la madrugada; unos minutos más tarde, la superiora, Socorro Espiga, así como la cocinera y la hermana Zabalza, se acercaron a la caseta donde están instaladas las seis botellas de butano industrial y que se encuentra adosada a la parte exterior de la cocina.

"Probablemente, la madre Socorro Espiga recibió el impacto del butano al abrir la puerta de la caseta. Alguna chispa eléctrica, provocada por algún interruptor o fluorescente, desencadenó la explosión y la religiosa se vio envuelta en las llamas, que prendieron sus ropas", explicó a este periódico el jefe de la Policía Municipal de Tárrega, Francesc Martí.

La onda expansiva rompió los cristales del edificio y alcanzó a las otras tres personas. "La hermana Juliana andaba descalza por el hospital y con la piel quemada, pero sin perder el conocimiento", explica Francesc Martí. El. fuego se extendió a la cocina, al ropero, a la lavandería y a la despensa. Vecinos y monjas, además de personal sanitario y bomberos, evacuaron a los ancianos a un garaje cercano y en las entradas de las viviendas contiguas, por temor a una nueva explosión. A la media hora, el encargado del mantenimiento logró desconectar la bombona y, al cabo de un par de horas, el fuego logró ser reducido por los bomberos voluntarios y de la Generalitat, volviendo la normalidad al hospital. Tres de las seis bombonas que estaban en la caseta se, encontraban vacías y el escape sólo se produjo en una de ellas.

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