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El calvario de 'La Passió' de Olesa

El incendio que destruyó el Gran Teatro interrumpe una tradición centenaria

Los visitantes lo ignoran, pero los habitantes de Olesa de Montserrat, cuando se encogen de hombros y responden con un "y yo qué quieres que haga", están recitando al profeta Isaías. Los niños de este pueblo catalán sueñan con representar a Judas de mayores, y aprenden de sus padres a cantar el Hosanna con las primeras lecturas. Olesa, a sólo media hora de Barcelona, al pie de Montserrat, vive todo el año esperando la representación inaugural de su Passió. El fuego convirtió en calvario la ilusión de todo un pueblo.

"Se acerca el día en que una virgen dará a luz un hijo al que le pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios con nosotros". Estas palabras, pronunciadas por Josep Font, un comerciante de 40 años que encarna -como anteriormente lo había hecho su padre- al profeta Daniel, constituyen el prólogo de la La Passió que desde hace trescientos años se representa en Olesa de Montserrat. Hoy, a las once de la mañana, hora prevista para inaugurar la temporada, no habrá nadie en el Gran Teatro de la Passió. El Gran Teatro no existe. Ayer, el presidente Pujol visitó la población y prometió su asistencia a la primera representación de 1984 con un nuevo teatro ya construido.Sólo cuatro paredes se mantienen en pie en el solar existente en la esquina de las calles Alfons Sala y Anselm Clavé, donde hace una semana las setecientas personas que participan en la representación teatral de la vida de Cristo celebraban el ensayo general. No era ninguna premonición. Francesc Xairó lleva tres años recitando los versos de dolor del apóstol san Juan, tras consumarse la crucifixión de Jesús, sin mayores consecuencias, de ahí que nadie prestara mayor atención cuando un estudiante de arquitectura de veinte años dijo en voz alta: "Dios del cielo, ésta es una prueba de fuego..." , "...todo cae sobre nosostros como una losa de plomo". A los tres días, un espectacular incendio, originado fortuitamente, arrasaba el Gran Teatro de La Passió de Olesa de Montserrat. Por primera vez desde los años de la guerra civil, no se representará La Passió. "Un gran vacío". Así definía Jaume Figueres, un admnistrativo de veintiséisaños que iba a encarnar por cuarto año consecutivo el papel de Jesús, el ambiente que vive Olesa tras las lágrimas del primer momento.

Todos están vinculados con La Passió en Olesa. Ciento dieciséis son los personajes con diálogo, pero seiscientas personas más colaboran desinteresadamente. Alguien cambia los decorados. El vestuario que el fuego consumió había sido cosido por manos anónimas. Y ahora, los 11.000 sobres solicitando ayuda a los ayuntamientos de España, el laborioso trabajo de contestar a los miles de telegramas de condolencia que han colapsado la oficina de Telégrafos. Las cuentas abiertas en las oficinas bancarias situadas a escasos metros de los restos del Gran Teatro, aumentan su saldo incesantemente.

"Es un reto", afirma Enric Termes, alcalde socialista. de esta población que con 14.000 habitantes es una de las más castigadas por el paro en Cataluña. Los cinco restaurantes del pueblo, con la despensa a rebosar, ven alejarse su única oportunidad anual de recuperar terreno a la crisis. "Reconstruir el teatro", es la consigna, como una fiebre que afecta a los habitantes de Olesa. Para el alcalde, que es integrante del coro y participa como pueblo en el espactáculo, esta reacción "tiene mayor relación con un sentimiento de mantener la tradición que con la religiosidad del pueblo".

Desde que los monjes de Montserrat -Olesa era un señorío dependiente de la abadía- decidieron escenificar algunos pasajes del catecismo para que los niños lo aprendieran mejor, hacia el año 1600, la representación de la vida pública de Jesús ha sido una constante en la zona de influencia de la montaña santa catalana. Desde los molinos de aceite a los teatros de Esparreguera, Cervera y Olesa, la pasión ha pasado de un escenario a otro superando todos los avatares de la historia. Sólo la proximidad del frente en los años de la guerra civil obligó a suspender el espectáculo, que en los años previos a la contienda se presentaba en dos versiones: carlistas y Esquerra Republicana tenían su propia passió. El guión de la obra es de dominio público. Los niños representan su passió en casa, con su amigos, recitando el papel que de mayores quieren personificar en el Gran Teatro, el viejo y el nuevo. Sin darse cuenta, el texto de la obra y la entonación típica de los actores -la cantinela- salen a relucir en la conversación. Hasta el punto de que los visitantes habituales de Olesa han aprendido a responder con un "no me recites la pasión" cuando una frase les parece excesivamente familiar. Cualquier actor, en activo o retirado, es capaz no sólo de representar su papel, sino la practica totalidad del guión. A sus 83 años, Salvador Batalla, que el año pasado encarnó al jefe de los fariseos de la sinagoga, es un buen ejemplo.

Los niños quieren representar a Judas. Es el personaje con mayor número de candidatos. Hace algunos años, según cuentan, un niño intentó ahorcarse porque no le dieronel un papel. El peligro de la mitificación del personaje es real. Hubo un caso excepcional. Se llamaba Joaquín Valldeperes y representó a Jesús en 33 ocasiones, hasta el extremo de dejarse besar la mano y bendecir a quien lo hacía. Para evitar la identificación actor-personaje, el director, Joan Mallofré -catorce años ejerciendo, más otros doce representando a san Pedro-, ha doblado a los actores que interpretan los personajes estelares. Hay dos Jesús, dos vírgenes María, Judas, San Juanes, que se relevan en el escenario.

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"El día 5 de marzo de 1984 volveremos a representar La Passió". Con esta profecía, Angel Checa, de 32 años, uno de los actores que encarna a Jesús, y hermano de Carmina, la virgen María en el drama, daba una fecha concreta al sueño de todo un pueblo. La junta del Patronato, presidido por Jaume Parent, que había ejercido de san Pedro, personaje al que ahora da vida su hermano Salvador, es consciente de que para levantar el nuevo Gran Teatro de La Passió hará falta mucho más tiempo que los tres días evangélicos y mucho más dinero del que han podido recoger los alumnos de EGB que, en un acto simbólico, han entregado sus ahorros destinados al viaje de fin de curso como primera aportación.

Ninguno de los actores se va a cortar la barba que tan celosamente se había dejado crecer. Nadie ha concretado nada, pero todos al bergan la esperanza de poder re presentar La Passió, aunque fuera sin vestuario ni decorados. Tampoco los 140 niños que intervienen, más o menos controladamente, en las escenas multitudinarias se olvidarán del Hosanna. No ha motivo para que las 15.000 personas que se esperaban para este año, visiten Olesa.

Pero nadie puede impedir qu Jaume Figueres y Angel Checa mantengan viva la esperanza de que muy pronto puedan recitar de nuevo, interpretando a Jesús, la palabras que cierran La Passió de Olesa: "Y ahora hijos míos, hasta pronto".

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