Estaba yo en Londres
cuando el Parlamento británico debatió la que iba a ser la ley de despenalización de las relaciones homosexuales entre adultos consintientes. Seguí con interés aquel debate, que estuvo a gran altura y en el que las intervenciones a menudo tuvieron gran rigor científico y fueron manifestaciones de mentes amplias, inteligentes, abiertas.Unos años más tarde no oí sino la expresión de viejos prejuicios, de criterios estrechos, inquisitoriales y acientíficos, cuando los procuradores de las Cortes Españolas trataron sobre la inclusión, que se llevó a cabo, de los homosexuales en la ley de Peligrosidad Social.
Diré ahora que lo que sobre el tratamiento dado por Televisión Española al tema de la homosexualidad dijo por su parte el señor Camuñas en su intervención de
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