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Israel: el espectro de la guerra civil

El movimiento Paz Ahora y los partidos de oposición israelí han suspendido la gran manifestación convocada para mañana "en defensa de la democracia y de la libertad de expresión". El motivo de esta decisión ha sido basado en el mal tiempo que se prevé para mañana, pero, según los observadores, se trata de una medida destinada a no agudizar el grave clima de tensión social y política que atraviesa el país, donde, por primera vez en su historia, se ha llegado a evocar el espectro de una guerra civil.La manifestación, organizada por los laboristas, Paz Ahora y varias organizaciones de izquierda, iba a constituir el punto culminante de las protestas desencadenadas por el atentado del 10 de febrero, que costó la vida a un militante pacifista durante una concentración ante la sede del Gobierno, donde los ministros debatían las consecuencias del informe de la comisión oficial que investigó las matanzas de Beirut.

El viceprimer ministro, David Levy, hizo el jueves un llamamiento a la oposición para que anulase la manifestación, que, en su opinión, "constituía un rechazo total de la unidad y la reconciliación que quiere volverse a introducir en la conciencia nacional".

Según los observadores, las palabras de Levy, considerado como el portavoz más relevante de la comunidad sefardí (oriental), han contribuido a que los organizadores de la manifestación accedan a suspenderla por temor a que pudiese acentuar las divergencias entre los sefardíes y la comunidad ashkenaze (de origen europeo).

"La guerra civil está en la mente de todos y se convierte en posible allí donde existe en el seno del pueblo una ruptura en el plano ideológico y en el de los principios ideofundamentales. Este es hoy el caso de Israel". Así se ha manifiestado el profesor Menájem Amir, uno de los más eminentes criminólogos de Israel.

Amir ha revelado también las graves divisiones existentes en el seno del Ejército a consecuencia de la guerra en Líbano. Por otro lado, existe el antaginismo entre religiosos y laicos, entre ashkenazes y sefardíes, entre militantes de Paz Ahora y partidarios incondicionales de la coalición gubernamental, (Likud), de Menájem Beguin, a quien califican de rey de Israel.

Desde que comenzó la intervención militar en Líbano, una veintena de soldados y oficiales han sido juzgados y condenados por negarse a combatir en ese país o en la Cisjordania ocupada. Hay que añadir a esta cifra varios casos de oficiales, similares al del coronel Eli Geva, puestos en libertad por el Ejército evitando la publicidad y el escándalo.

Estas cifras han sido suministradas por el movimiento Hay Un Límite, nacido durante la guerra en Líbano. Este grupo ha revelado, además, que cuenta en sus filas con cerca de 1.500 militares reservistas, opuestos a la mencionada guerra. Ha pedido a las autoridades castrenses que pongan en libertad a los militares encarcelados por objetores de conciencia y se permita a cualquier soldado "servir a la patria de acuerdo con su conciencia", es decir, sólo dentro de las fornteras de Israel anteriores a la guerra de junio de 1967. Entre los firmantes de la petición hay 288 oficiales en la reserva, de los cuales tres son tenientes coroneles y nueve comandantes.

Se sabe también que la mayor mencionada organización mantendrán esta política de resistencia pasiva y seguirán obedeciendo las consignas de no violencia.

Consciente de la gravedad del momento, el presidente, Itzhak Navon, lanzó un llamamiento a la serenidad el mismo día en que murió Grunzweig: "Aconsejo a quien lanzó la granada y a quienes le encargaron esa acción que no olviden que en nuestro país todo el mundo tiene bombas...".

Una frase terrible. El profesor Amir es más preciso aún. Considera que no está ya lejano el día en que, si se producen incidentes similares, Paz Ahora acabe creando sus propios grupos de autodefensa.

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