Claras influencias mediterráneas y antillanas en los festejos gaditanos

Hace frío, mucho frío para los gaditanos, que no suelen estar acostumbrados al tipo de inclemencias térmicas que se viven estos días, pero la fiesta por excelencia le esta ciudad, el carnaval, sigue adelante y sin incidentes. Hay que aprovchar los últimos días antes de que doña cuaresma devore a todos en el recogimiento. "El carnaval gaditano es un espectáculo único en Andalucía, en España y en el mundo", dijo el presidente de la Junta de Andalucía, Rafael. Escuredo, asistente como un ciudadano más a uno de los hitos que cada año señalan el punto de partida de la fiesta carnavalesca, la final del concurso de coros, comparsas, chirigotas y cuartetos que se celebra en el teatro Falla.Los carnavales de Cádiz tienen una tradición centenaria, a pesar de que en cierta época reciente fueron prohibidos y. años después maquillados con el nombre de fiestas típicas... Se trata de una fiesta con indudables influencias mediterráneas, ornamentadas posteriormente con ciertas cosas del carnaval italiano y con el aire musical y salino del carnaval, antillano- Su evolución parte desde una fiesta con tintes cristianos, previa a la abstinencia de la cuaresma, hasta, actualmente, un acontecimiento festivo en honor de la libertad, como un corto período excepcional en un año repleto de normas sociales que respetar.

También tiene sus nombres propios, que á lo largo de la historia han ido transformándolo en algo típico y peculiar, desde Antonio Rodríguez (El 777o de la tiza), pasando por su sucesor, Manuel López (Cañamaque), hasta Paco Alba, o los coetáneos de Antonio Martín o Pedro Romero. Habría muchos más nombres, personajes populares que se pierden en la memoria colectiva. Todos ellos, compositores de letrillas, tanguillos, cuplés, pasodobles, y animadores de una fantasía sencilla, han ido elaborando el carnaval de Cádiz, que a partir de 1977 volvió a recuperar su tradición.

El carnaval es una fiesta colectiva que se vive en la calle, en este caso en las calles de Cádiz, que estos días se transforma en una serpentina multicolor, donde el disfraz sustituye al azoramiento de los cuerpos. Pero, si hay un barrio en esta ciudad que vive con intensidad la fiesta, este es el de La Viña, donde se cultivan los prolegómenos, se cuece la fiesta y se sirve el espectáculo, ya sea en un rinconcito de la plaza del Tío de la Tiza, o en la calle de La Palma.

El carnaval de Cádiz es también una fiesta folklórica localista. Su principal ingrediente son los coros, comparsas, chirigotas y cuartetos, con nombres este año como el de Los locos del rock, La tía Norica, Los cegatos con botas, Los Mohosos, y así hasta un total de 86 agrupaciones. Cada una forma su grupo humano y popular, y Su principal misión es la de cantar con la ayuda de la caja, el bombo, la guitarra y la bandurria; entonar coplillas satíricas o simplemente poéticas hacia aquel oído que quiera escuchar cómo anda nuestro mundo con tanto misil nuclear o qué bonita es la mujer gaditana ó recordando que la gasolina subió.